Nosotros los mexiquenses

El de México, no cabe duda, es una identidad singular a lo largo y a lo ancho de ella patria mexicana, pues en su territorio -en un principio muy extenso, seccionadas vastas porciones para dar lugar a la creación de otros estados y del propio Distrito Federal-, constituye un ejemplo de perseverancia, de esfuerzo y de trabajo,  para convertirse en un importante emporio económico, además de su gran participación cultural y política, que lo han configurado como prototipo de nuestra propia identidad.

Sin embargo, mucho se debe también a la ubicación geográfica, pero también al --- de su propio pueblo. Dividido en dos grandes valles, el de México y el de Toluca, contempla la constante corriente migratoria que al sentarse en ciertas regiones de su espacio geográfico, lo ha convertido en una de las entidades más pobladas del país. Por su misma importancia intrínseca, el estado de México, ha cobrado presencia adicional. Pero hay un fenómeno muy singular, mientras en el Valle de México se ubica el grueso de las actividades económica moderna, la industria, principalmente en el de Toluca se sitúa el control político, es decir, de la clase política propia de la entidad. Y así, no obstante que en el Valle de México radica el grueso de la población, de Toluca dimanan las reglas políticas del juego, porque allá se encuentra la sede del gobierno estatal.

Esto se deduce porque, durante buena parte del siglo XX, durante muchos años, los gobernantes han sido oriundos de localidades situadas en el Valle de Toluca, Verbigratia, Atlacomulco, que por razones inéditas e insólitas, se convirtió en el Santuario por excelencia de la política mexiquense, con repercusiones en el ámbito nacional. Así las cosas desde los años 20's del siglo XX, en que ocupó la gubernatura estatal Don Carlos Rivera Palacio, salvo dos excepciones, la del maestro Gustavo Baz, oriundo de Tlalnepantla y de su discípulo, Jorge Jiménez Cantú, que reconocía como lugar de adopción Villa del Carbón, todos los demás gobernantes han sido originarios, pues, de pueblos del Valle de Toluca.

Por tanto, esta ocasión ha causado revuelo, al menos entre los tolucos, o sea la clase política hegemónica en la entidad, el que un político haya resultado electo como precandidato para contender por los principios del Revolucionario Institucional, Eruviel Ávila Villegas, que fuera presidente municipal de Ecatepec, -sitio donde fue pasado por las armas el procer Morelos-, de donde es oriundo, porque es otra condición no escrita que los mexiquenses cuidan y hacen cumplir, que sea mexiquense de pura cepa. Pero, hay que tener en cuenta, que Ecatepec por su formidable crecimiento económico y demográfico, ocupa un sitio muy importante en dicha entidad.

Pero además, como quiera que sea, Eruviel, resulta un político moderno, con ideas modernas, carismático, accesible y de discurso viable y congruente. Pero a pesar de todo -consideramos que Eruviel tendrá que llevar a cabo mucho trabajo de proselitismo, en especial en los espacios del Valle de Toluca pues, los tolucos ya le están haciendo el feo.

Su proyecto, es congruente con la realidad controvertida por lo que atraviesa el resto del país. Su triunfo en las próximas elecciones fijará de algún modo el rumbo del país.    
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