Algo similar ocurre en muchas ciudades de Europa y Norteamérica, en donde dejar un auto en un estacionamiento céntrico le puede costar hasta el equivalente de 50 pesos por cada 15 minutos.
En Guadalajara no se podría hacer algo así, porque el sistema de transporte público es muy deficiente, pero también porque muchos no respetan los reglamentos y buscan maneras de evadir las reglas. ¿Alguna vez se ha calculado cuántos carros se estacionan en banquetas donde no se permite hacerlo?
Desgraciadamente, nuestra ciudad ha venido perdiendo su capacidad de movilidad urbana a pasos agigantados. El sistema de transporte público, con choferes prepotentes y unidades viejas, casi siempre contaminantes, es apenas uno de los problemas que agobian a los tapatíos, pero también lo es la falta de planeación urbana. Muchas personas en Guadalajara tienen que trasladarse cotidianamente varios kilómetros cada día por trabajo o estudios, atravesando la ciudad porque la fuente de empleo o la escuela queda en otro rumbo de la ciudad.
Los tapatíos suman cada día muchísimas horas sufriendo por llegar a su destino o regresar a su casa, porque las calles reciben cada vez a más vehículos, dificultando el traslado general. Un trayecto que debería hacerse en 15 ó 20 minutos requiere 40 minutos o hasta una hora. Si se multiplica ese tiempo adicional por los días hábiles de un año, y luego por los tapatíos que tienen que hacer viajes similares, podrá hacerse una idea del costo inútil que requiere vivir en la Guadalajara caótica de hoy.
Resolver esto va a llevar años. Mientras eso ocurre, convendría al menos que todos fuéramos gentiles en el uso común de las vialidades. Los gestos de civismo hacia los demás harían, por lo menos, más tolerable viajar dentro de la metrópoli, mientras se resuelve el problema.
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