Resulta incomprensible cómo el país se mantiene al margen de la exploración petrolera en aguas profundas del Golfo de México, cuando Estados Unidos y hasta Cuba lo hacen desde hace años, y que eso ocurra porque no hemos sido capaces de permitir que la paraestatal Pemex haga lo que Brasil ya logró con Petrobras, su empresa estatal, que no sólo explota su propio territorio, sino que tiene contratos de exploración en el Golfo de México.
También es incomprensible cómo los mexicanos seguimos permitiendo que los cortos intereses de los grupos políticos impidan los acuerdos para modernizar a Pemex, una empresa ineficiente en aprovechar los beneficios del crudo. Mientras países como Noruega han consolidado un fondo soberano nacional por más de 300 mil millones de dólares obtenidos de la explotación petrolera, nosotros mantenemos a un Pemex ineficiente, con cinco veces más trabajadores que una empresa eficiente para producir petróleo.
Aprovechar el crudo en aguas profundas requiere de 10 a 15 años de labores, y nuestro país no ha comenzado ese trabajo mientras otras naciones ya están obteniendo beneficios sobre los mantos petroleros compartidos en el fondo del Golfo de México.
“Es la hora de dejar atrás la percepción tan arraigada de que en México las cosas no sólo no suceden, sino que no pueden suceder”, dijo Felipe Calderón. No es sólo asunto de los políticos, sino de todos los mexicanos y por nuestro propio beneficio.
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