Mexicanos cautos

A unos días de que termine uno de los años económicamente más complicados en la historia contemporánea del país, en el que muchas empresas han perdido negocios y utilidades, si es que no se han visto obligadas a cerrar, y en el que los trabajadores han visto cómo se reduce la cantidad y calidad de los puestos laborales del país, además de su poder adquisitivo, el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) y el Banco de México han ofrecido una sorprendente interpretación del sentimiento de los consumidores.

Las instituciones realizan mensualmente una medición de la percepción de la gente. Envían encuestadores que visitan casi dos mil 400 hogares, distribuidos en 32 ciudades de las 32 entidades federativas, para entrevistar cara a cara al mismo número de personas en sus hogares, que responden cinco preguntas. De este trabajo, y fundamentados en su metodología, el Inegi y el banco central dan cuenta de lo que perciben los mexicanos sobre la economía actual, comparada con la que teníamos hace un año y la que tendremos en 12 meses.

Esta medición mensual ubica enero de 2001 como 100 puntos, comparables mes a mes con los resultados que se obtienen. En otras palabras, el Índice de Confianza del Consumidor (ICC) es un “medidor” de la opinión de los consumidores mexicanos desde que el Partido Acción Nacional (PAN) gobierna el país.

El resultado de noviembre, divulgado ayer, es muy interesante. Muestra a una población sensata, ubicada en lo que está enfrentando el país, al que le falta todavía mucho para salir de la crisis económica. El consumidor mexicano que pinta el estudio sabe señalar el problema en el que estamos metidos, pero confía en que en un año podremos recuperar buena parte de lo perdido.

Subraya que al país le está yendo peor que a su familia, lo que implica que sabe cuidar mejor su propia economía que los gobiernos la del país. Por último, se declara poco dispuesto a adquirir, por ahora, bienes costosos.

Si el Inegi refleja la realidad, México puede tener esperanza. Su población, aparentemente más cauta que sus gobernantes, está bien ubicada en el problema que estamos enfrentando.
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