“Mexicanos”

Mientras buena parte del país está en vilo, desvelándose, esperando los resultados de los atletas mexicanos en China con la esperanza eterna de que “caigan” medallas, los directivos de las federaciones, los llamados “hombres de pantalones largos”, con sus sueldazos, sus carros de lujo, su ropa de marca, sus gustos caros, ya se preparan para las próximas Olimpiadas, para los Panamericanos, para el Mundial, para estar presentes ellos, no para conformar una delegación mexicana con deportistas del más alto nivel y regalarnos satisfacciones.

Debo confesar que hace tiempo, como la mayoría, me decepcionaba profundamente de la falta de resultados de los mexicanos en las justas deportivas internacionales; y me emocionaba hasta el llanto con los triunfos, pero de pronto me doy cuenta que las emociones de la sociedad mexicana, buenas y malas, no pueden depender de los resultados deportivos.

Somos mucho más que eso, aun cuando nos quieran vender otra idea. Sobre todo en estas Olimpiadas, las de Pekín, cuando nos damos cuenta de la falta de apoyos, de cómo los que están prácticamente llegaron solos y que ni soñando recibirán un respaldo como sí lo tienen los atletas de los países que son potencia en materia deportiva.

Y los cronistas deportivos, muchos, en cuanto un mexicano o una mexicana son descalificados de sus respectivas pruebas, inmediatamente los señalan como responsables de la derrota con expresiones muy desafortunadas, con frecuencia mezquinas.

Bastaría con que se pusieran en su lugar… para variar.
No estaría mal que nos ubicáramos en la realidad y que no esperáramos tanto de las Olimpiadas ni del Mundial, tenemos lo que tenemos porque hay corrupción en las federaciones; porque no hay escuelas de alto rendimiento, porque los que tienen talento deportivo, muchos, la mayoría, dejan sus prácticas para buscar empleo; porque de pronto nos atrapa el desaliento o el pánico escénico y porque a lo mejor no es lo nuestro, vaya.

Los jóvenes mexicanos que están participando en las Olimpiadas merecen todo mi respeto y admiración; el simple hecho de que estén allá es un triunfo, les exigimos y los presionamos demasiado. Y no es que me conforme, pero mi autoestima como mexicana no depende de eso, insisto, somos mucho más que medallas o lugares en un ranking deportivo, somos un pueblo poderoso y maravilloso que trabaja, y mucho, para salir adelante, capaz de sortear crisis y de seguir avanzando con todos los obstáculos de diversa índole que hay que enfrentar.

No por los resultados deportivos somos peores o mejores; nos hace falta de pronto reconocer nuestra valía como nación y enorgullecernos, sí, por ser, simple y sencillamente, mexicanos.

LAURA CASTRO GOLARTE / Periodista.
Correo electrónico: lauracastro05@gmail.com

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