En unos días empezará a operar el Macrobús en la Calzada Independencia y Gobernador Curiel y, con él, iniciará en Guadalajara la primera etapa del transporte colectivo que se pretende coadyuve a mejorar la movilidad en esta gran metrópoli.
Más allá de las molestias y la inconformidad que la medida ha causado, como en su momento sucedió con el Tren Ligero, se trata de una acción producto de meses de planeación y pruebas que tiene como propósito inhibir el uso del automóvil, reducir los tiempos de traslado, bajar los niveles de contaminación y, entre otros, abatir los costos que genera la ineficiencia del transporte tradicional.
Sin embargo, los habitantes de la ciudad: peatones, automovilistas, ciclistas, choferes y motociclistas, no se distinguen por su cultura vial.
Esta parte requerirá estrategias que acompañen el decreto aprobado ayer en el Congreso del Estado, que autoriza la imposición de multas que irán de 10 mil a 20 mil pesos a quienes invadan los carriles exclusivos del nuevo transporte.
Aun cuando el monto de las multas por si solo será un inhibidor de infracciones, no se puede perder de vista que la forma de conducir en la Zona Metropolitana de Guadalajara es con frecuencia descortés, avorazada, ventajosa y en muchos casos peligrosa.
Además de las multas que entrarán en vigor al día siguiente de que sean publicadas en el Periódico Oficial del Estado de Jalisco, en los próximos días; y aparte de que agentes de Vialidad en un operativo especial orientarán a las personas con respecto al nuevo transporte y lo que implicará, será necesario promover una campaña de educación vial que alcance no sólo a quienes usen el Macrobús o se crucen con él, sino a la población en general.
En esta semana, el coordinador del Proyecto de Movilidad en el Estado, Diego Monraz Villaseñor, afirmó que con el Macrobús se reducirá la incidencia de accidentes 50%, no obstante, no se puede perder de vista que para lograrlo será necesario emprender cuanto antes un programa de cultura vial que se sume a la operación del Macrobús y a otras medidas que garanticen su eficiencia.
Más allá de las molestias y la inconformidad que la medida ha causado, como en su momento sucedió con el Tren Ligero, se trata de una acción producto de meses de planeación y pruebas que tiene como propósito inhibir el uso del automóvil, reducir los tiempos de traslado, bajar los niveles de contaminación y, entre otros, abatir los costos que genera la ineficiencia del transporte tradicional.
Sin embargo, los habitantes de la ciudad: peatones, automovilistas, ciclistas, choferes y motociclistas, no se distinguen por su cultura vial.
Esta parte requerirá estrategias que acompañen el decreto aprobado ayer en el Congreso del Estado, que autoriza la imposición de multas que irán de 10 mil a 20 mil pesos a quienes invadan los carriles exclusivos del nuevo transporte.
Aun cuando el monto de las multas por si solo será un inhibidor de infracciones, no se puede perder de vista que la forma de conducir en la Zona Metropolitana de Guadalajara es con frecuencia descortés, avorazada, ventajosa y en muchos casos peligrosa.
Además de las multas que entrarán en vigor al día siguiente de que sean publicadas en el Periódico Oficial del Estado de Jalisco, en los próximos días; y aparte de que agentes de Vialidad en un operativo especial orientarán a las personas con respecto al nuevo transporte y lo que implicará, será necesario promover una campaña de educación vial que alcance no sólo a quienes usen el Macrobús o se crucen con él, sino a la población en general.
En esta semana, el coordinador del Proyecto de Movilidad en el Estado, Diego Monraz Villaseñor, afirmó que con el Macrobús se reducirá la incidencia de accidentes 50%, no obstante, no se puede perder de vista que para lograrlo será necesario emprender cuanto antes un programa de cultura vial que se sume a la operación del Macrobús y a otras medidas que garanticen su eficiencia.
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