Habrá reformas… acotadas

Contra la duda razonable de malquerientes y simpatizantes de Felipe Calderón, en 2010 habrá no sólo reforma política, sino reforma fiscal. La primera ya fue enviada al Senado por el Presidente. La segunda se hará pública al inicio de 2010.

Las grandes interrogantes, en todo caso, van por otro lado. ¿Qué tipo de reformas pactarán Ejecutivo y Legislativo? ¿Cómo negociarán cambios que, a los ojos de todos, parecen urgentes? Hoy, intramuros del PRI saben que el tricolor resultaría el más beneficiado con las nuevas reformas. ¿Por qué? Porque en la lógica de que el PRI regrese a Los Pinos en 2012, tendrá mejores herramientas para gobernar.

Por lo pronto, la negociación central será entre dos proyectos de reforma: el decálogo propuesto por el Presidente Calderón y el paquete de las “ocho erres” del senador Manlio Fabio Beltrones. La confronta de ambas iniciativas permite pulsar coincidencias, posturas encontradas y, sobre todo, monedas de cambio. ¿Cuáles son las coincidencias, divergencias y las propuestas trueque?
El decálogo y las “ocho erres” tienen por lo menos cuatro coincidencias. Ambos proponen la reelección legislativa y municipal, la reducción del número de diputados y senadores y la ampliación de los márgenes de rendición de cuentas en distintos órdenes del poder.

Calderón va más allá —de las “erres” de Beltrones—, y avanza en la iniciativa popular, candidaturas independientes, la facultad de la Corte para plantear reformas de justicia y la segunda vuelta en los procesos electorales federales, sobre todo el presidencial. ¿Por qué Beltrones y el PRI no avanzan en esa dirección? Porque creen que resta fuerza, poder e influencia a los partidos, sus gobiernos y congresos. En cambio, las “erres” de Beltrones avanzan en la “ratificación del gabinete”, “reorganización del gabinete federal” —lo cual contradice la propuesta de Calderón de desaparecer tres secretarías, que justamente rechazó el PRI—; la “revocación de mandato”, el “referéndum en reformas constitucionales” —figura que originalmente anunció Calderón, pero que al final retiró—, y la “regulación económica moderna”... ¿Por qué el Gobierno de Calderón rechaza esa dirección?

Porque considera que esas propuestas de Beltrones van en dirección de otorgar más poder a los partidos, sus gobiernos y legisladores, que es lo que quiere limitar el Presidente. ¿Quién tiene razón; Calderón o Beltrones? Ésa es la cuestión y será la guerra.
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