La idea que dio origen a la iniciativa no puede ser más loable: aglutinar en un solo esfuerzo, a través de mesas temáticas, el saber y la experiencia de ciudadanos y de funcionarios para, a través de propuestas y discusiones, definir lo que necesita Jalisco.
Durante la ceremonia del segundo aniversario, el titular del Ejecutivo estatal pronunció frases que dejan de manifiesto una unión casi indivisible entre el Gobierno y la sociedad, y que además sitúan al Estado por debajo de los ciudadanos; sin embargo, la percepción en algunos sectores no coincide.
Hay, en esta historia, fallas u omisiones, bloqueos incluso, que impiden que la Gran Alianza sea identificada como el proyecto a través del cual los jaliscienses toman las decisiones que requiere la Entidad.
La prueba de que hay diferencias en las percepciones se puede ejemplificar con dos posturas públicas sobre el proyecto. Primero, Tomás López Miranda, coordinador del Consejo Económico y Social del Estado de Jalisco, sostiene que es un espacio que sirve como objeto de observación gubernamental, así como instrumento para sumar conocimiento y aprender juntos para cosechar soluciones.
Y, segundo, Pablo Lemus Navarro, dirigente de la Coparmex en Jalisco, dijo: “La realidad es que no hemos visto beneficios concretos, han sido demasiadas charlas de café y muy pocos resultados. Esperemos que del Gobierno del Estado podamos escuchar un beneficio para Jalisco…”.
Por su parte, el líder del proyecto, Leonardo García Camarena, además de hablar de los logros, aseguró que los ciudadanos que han dejado las mesas lo hicieron por impacientes.
Es decir, si la Gran Alianza ha aportado y se espera que represente mayores beneficios, es urgente que el Ejecutivo atienda las fallas para que la percepción de efectividad sea generalizada, con base en resultados.
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