“Hay que analizar cuáles son las fuentes de ingreso que no crecen a la par en Jalisco, como ha ocurrido en el país”, alertó Gonzalo Hernández, secretario ejecutivo del Coneval.
Hay municipios en el Estado donde esta condición de máxima pobreza es alarmante. De cada 10 habitantes, seis en Mezquitic, cinco en Bolaños y Chimaltitán, y cuatro en Huejuquilla el Alto y San Cristóbal
de la Barranca, la enfrentan cotidianamente.
El combate a la pobreza social es una labor que en México se ha justificado por muchos años. Las instituciones públicas surgidas con el movimiento revolucionario de 1910 incorporaron esta tarea entre sus obligaciones. Posteriormente, el propósito fue adoptado por gobiernos surgidos de otros partidos políticos. Se han creado y reformado dependencias, programas y acciones para atender esta irregularidad. Sin embargo, lo que ha faltado es un mecanismo que, pese a los vaivenes políticos y económicos, asegure la eficacia en el combate de la pobreza.
Aunque abundan las justificaciones, en estos tiempos resulta inexplicable cómo 42% de los jaliscienses tiene carencia patrimonial; 17% vive en condiciones que limitan sus capacidades, y 11% padece carencias alimenticias.
Mientras no se resuelva de fondo esta condición, la inequidad en la que vive casi un millón de personas en Jalisco nos rezaga a todos en la búsqueda de mejores niveles de bienestar social general.
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