Estilo Jalisco

JAIME GARCÍA ELÍAS

Desde los tacos de frijoles hasta los colectores bajo los túneles vehiculares (el de las avenidas López Mateos y Las Rosas, por ejemplo) pasando por los cíclicos remiendos a los pavimentos y la construcción de edificios públicos, etc; hay dos maneras de hacer las cosas: bien y- da pena tener que decirlo-... “al estilo Jalisco”.

Si los acueductos romanos de los que aún se conservan vestigios monumentales como homenaje a la calidad de las construcciones -y, por supuesto, a la inventiva de los constructores- funcionaron a la perfección durante siglos; si alardes de la ingeniería como los canales de Suez y Panamá han operado de manera impecable durante muchos años; si los túneles ferroviarios en las entrañas de los Alpes o- sin ir más lejos- en la Sierra de Chihuahua, han sabido combinar la utilidad de reducir las distancias con el deleite de permitir a los humanos la contemplación de paisajes que antaño eran privilegio exclusivo de las aves y los animales silvestres; si fue posible construir y poner a funcionar un túnel vehicular bajo en canal de La Mancha ( por no hablar de los transplantes de órganos y las operaciones de microcirugía, hoy en día absolutamente cotidianos), ¿qué podría tener de extraordinario, sensacional, audaz, temerario, increíble o inaudito el que, si había dinero para absorber la diferencia en el costo, el Gobierno del Estado accediera a construir un túnel (como hay tantos en el mundo, por lo demás) donde los vecinos rechazaron, por considerarla antiestética (muy a su gusto...) y lesiva para su patrimonio (muy a su derecho...), idea inicial de construir un puente?.

Precisamente porque las cosas pueden hacerse bien o con las patas, hubo voces- un oficio del Sistema Intermunicipal de Agua Potable y Alcantarillado (SIAPA), entre las más autorizadas-, en su momento, que lo advirtieron: resultaba “imprescindible aplicar un refuerzo eficaz y de calidad para garantizar que en el futuro inmediato (no) se presenta una falla de graves consecuencias en el interior del túnel” (“Público”, VI-30-08).

Menos mal, para los negligentes e ineptos, que también para hacer peritajes, deslindar responsabilidades y penalizar impericias, hay dos maneras: bien y- como lo dijo el ranchero... “la que dijimos endenantes”.
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