El sistema de subrogación de las guarderías ha venido funcionando con éxito desde hace ya muchos años; sin embargo, el incendio de la estancia infantil ABC de Hermosillo, Sonora, en donde por desgracia perecieron 48 niños y otros más resultaron seriamente lesionados, indignó a la sociedad por las condiciones en que se dio el hecho, y con ello la exigencia de encontrar y castigar a los culpables. Y sometido a intensa presión, el director del IMSS hizo pública la lista de este tipo de guarderías, con los nombres de apoderados legales, dueños y socios de las mismas.
Llegado a este punto, el tema corre el riesgo de ser politizado, ya que en dichas listas se encuentran apellidos de familias ligadas a la política, personajes que se presume (sólo se presume, por ahora) fueron favorecidas en determinado momento para hacer de este servicio un jugoso negocio. Sin embargo, entre esos nombres los hay, y en buena cantidad, de quienes realizan esta labor no con fines de lucro, sino de servicio a la sociedad, gente cuyo altruismo es reconocido, por lo cual no se pueden medir con la misma vara, como tampoco debe ensuciarse su imagen ante la sociedad.
Las guarderías subrogadas deben existir, no importa quiénes sean los dueños, siempre y cuando ofrezcan los mejores servicios al menor costo, que la concesión se haga apegada a la ley, que cumplan con los requisitos y funcionen respetando los reglamentos ya existentes.
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