Sin embargo, este nivel educativo de los maestros no tiene una correspondencia directa con la calidad de la educación que se imparte a niños y jóvenes de los niveles básicos y, además de esto, no es equitativa, considerando que la mayor parte de los 77 mil docentes de Jalisco se ubica en la Zona Metropolitana de Guadalajara, y son las regiones indígenas en el Norte y el Sur del Estado, las más abandonadas en éste y otros aspectos.
Por otro lado, es frecuente que los profesores (especialmente maestras con dos turnos y amas de casa) no se apliquen a fondo en el estudio de la Carrera Magisterial y sólo cumplan con lo básico para obtener los puntos que se traducen en mayores ingresos. Tampoco hay sanciones para quienes no cumplen.
Los cambios son notorios en cuanto a los niveles de escolaridad de los profesores, pero son más cuantitativos que cualitativos. En este sentido, es urgente que tanto las autoridades educativas como el Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación trabajen, primero, en la supervisión, evaluación y seguimiento de la Carrera Magisterial y los cursos de actualización (más allá de la obligatoriedad de estos últimos); segundo, en la ampliación de la oferta educativa para los docentes; tercero, en propiciar una mejor distribución de los profesores en el Estado de Jalisco, situación que reclama la intervención de los gobiernos estatal y federal para mejorar, en general, las condiciones de vida de los habitantes de las zonas más pobres; y, cuarto, autoridades y sindicato deben preocuparse y comprometerse en garantizar que la formación de los docentes se refleje en una mejor educación de los alumnos.
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