Desastre ambiental

La contaminación en el Río Santiago sigue en aumento. Desde hace lustros es un problema que se agrava día con día, ante la indiferencia sistemática de las autoridades de todos los partidos que han desfilado por ayuntamientos, el Gobierno estatal y el federal.

Ni siquiera la muerte del niño Miguel Ángel López Rocha, a consecuencia del agua que por accidente bebió al caer al río, ha sido suficiente para que se tomen medidas contundentes que resuelvan lo que organismos internacionales consideran uno de los peores desastres ambientales en el mundo.

Y de nada ha servido tampoco el trabajo de la sociedad civil organizada, que incluso ha diseñado planes de acción para acabar con la contaminación del afluente y salvar a las personas que viven en las localidades ribereñas.

Hoy tenemos noticias de que la situación, lejos de mejorar, empeora, y la negligencia de los gobiernos con respecto a este asunto se mantiene inamovible.

A la pobreza extrema, al desempleo, a los salarios de hambre, al hacinamiento, a la falta de agua y a la contaminación del Río Santiago, se suman ahora, como consecuencia,  enfermedades graves y contagiosas que asombran incluso a los médicos que atendieron a seis integrantes de una misma familia, todos niños, infectados por moluscos contagiosos.

La realidad de esta familia y de las demás que viven en Los Arcos, Juanacatlán, despierta la indignación inmediata. Se bañan con aguas del Río Santiago porque no disponen de agua potable, una promesa incumplida desde hace años. Y lo único que piden es eso, porque —por si fuera poco— temen represalias y que sus hijos no reciban atención.

Más que una exhortación o un llamado, esto es un grito para que el Gobierno de Felipe Calderón, el que encabeza Emilio González Márquez en Jalisco y el de los ayuntamientos por donde pasa el río, actúen sin dilación y sin escatimar recursos y esfuerzos. Los seis niños que fueron intervenidos en el Hospital Civil son sólo la punta del iceberg, la situación es grave y hasta esta palabra se queda corta.

Cáncer, malformaciones genéticas, padecimientos renales y otros, están asociados a la contaminación del río ¿qué están esperando?
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