(vwario@hotmail.com)
Como la montaña no fue a Tlajomulco, el alcalde de este municipio ha decidido ir a la montaña. O mejor dicho, a las montañas de sus vecinos Zapopan y Tlaquepaque, para ver si alguien le escucha y le toma la palabra cuando reitera lo que ha venido diciendo desde hace más de cuatro meses: que la coordinación metropolitana es, fundamentalmente, cuestión de voluntad.
A mediados de enero, cuando apenas se estrenaban los alcaldes del Área Metropolitana de Guadalajara en sus cargos, Enrique Alfaro Ramírez lanzaba el reto a sus colegas desde Tlajomulco, primer territorio perredista: “Va a ser difícil ese ejercicio de coordinación, porque en el discurso es muy fácil decir ‘coordinación metropolitana’, ‘agenda metropolitana’, ‘planes metropolitanos’, pero en la realidad estamos a prueba”.
Prueba que, por lo que se alcanza a vislumbrar, será difícil de superar por un grupo de alcaldes que están repartiendo su tiempo en limpiar el cochinero que les dejaron sus antecesores panistas, armar sus equipos de trabajo, echar a andar las nuevas estructuras administrativas de sus respectivos ayuntamientos y, por qué no, echarle un ojo al futuro que se llama elecciones 2012.
Alfaro pondera las bondades que tiene la Ley de Coordinación Metropolitana impulsada por él como diputado y aprobada por unanimidad en la pasada legislatura. No repara en algo fundamental: la ley fue vetada por el Ejecutivo del Estado porque el gobernador Emilio González considera que incurrió en errores de técnica legislativa y contraviene disposiciones constitucionales. Para el perredista, lo importante es que se respete e impulse el espíritu de la ley, demostrando voluntad política para la coordinación.
La Ley de Coordinación Metropolitana prevé la creación de tres instancias intermunicipales: una mesa de coordinación política como la Asociación Intermunicipal (2007-2009); el Instituto Metropolitano de Planeación, donde se concentraría la parte técnica, un Organismo Público Descentralizado del Gobierno estatal, como el SIAPA; y un órgano consultivo para la participación ciudadana.
El alcalde de Tlajomulco quiere agarrar camino y va rumbo a las montañas. Ha decidido que los planes parciales de desarrollo urbano de su municipio, en zonas colindantes con Zapopan y Tlaquepaque, sean revisados por las autoridades de estos municipios, que encabezan los priistas Héctor Vielma y Miguel Castro. El propósito: evitar incompatibilidades en autorizaciones de uso de suelo de un lado y otro de las fronteras municipales.
Se trata —dice Alfaro— de una decisión sin precedente, pero su destino es incierto. Hace casi cuatro meses me dijo: “Los alcaldes priistas, que son siete de los ocho que integramos el área metropolitana, van a tener una gran responsabilidad; yo les he ofrecido mi voluntad para sentarme, cuando me convoquen, a una mesa de coordinación”. Y ahí sigue esperando…
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