El viernes, el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) dio a conocer que en diciembre pasado y por segundo mes consecutivo mejoró la confianza de los mexicanos en el porvenir a un año de la economía del país. Y eso resulta valioso en estos tiempos de alza de precios, aumento de impuestos e incertidumbre en el empleo y el poder adquisitivo.
México superará más rápido los efectos de la crisis económica, si en la población hay más confianza en lo que están haciendo todos los actores de la economía: autoridades, productores, comerciantes y prestadores de servicios. ¿Y cómo se gana la confianza de los consumidores? De manera similar a como se obtiene entre personas: hablándose con la verdad.
Hace unos días, el Presidente Felipe Calderón aseguró que 2010 será “el año de la recuperación”, porque la economía del país crecerá 3%; pero esto es una verdad a medias, porque en 2009 se empequeñeció en alrededor de siete por ciento.
En otras palabras, lo que menos le sirve a la confianza de los consumidores es que las autoridades exageren su diagnóstico. La experiencia del ex secretario de Hacienda, Agustín Carstens, cuando dijo que apenas nos daría un catarrito y hemos tenido la peor caída económica en muchos años, debiera ser útil a otras autoridades para que nos hablen con la verdad, hasta donde les sea posible.
En el tema de confianza hay un principio: se gana poco a poco, con sucesivas demostraciones de que se habla con la verdad, y se pierde de golpe con una sola falsedad, así se haya dicho con buena intención. Si la recuperación de la economía en México será más rápida con la confianza de la gente, la población necesita que sus autoridades aprendan a manejar sus proyecciones con menos deseo y más consistencia.
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