Pero antes de que el tema ganara espacio mediático, el sábado pasado el “Jefe” Diego desapareció y su ausencia envuelta en sospechas de muerte violenta, robó los titulares. Incluso un día antes, el rumor de que elementos de la Marina habían capturado a Nacho Coronel, capo del narco, ya había debilitado el choque entre Guzmán y los diputados de los partidos de oposición.
Los diputados pusieron cara de enfado cuando afirmaron, desde ese púlpito que les da el Congreso, que el señor Guzmán había violentado la Constitución de Jalisco (artículo 43) al abandonar sus funciones.
De inmediato, el gobernador salió en defensa de su secretario general de Gobierno y, en su particular estilo, aseveró que las acusaciones de los legisladores son “puro rollo” y los retó a trabajar un paquete de iniciativas para completar una reforma judicial que está pendiente desde abril de 2008, y que no aprobaron los diputados de la Legislatura anterior, en la que por cierto eran mayoría los panistas. González Márquez y Fernando Guzmán argumentaron también que con la actual tecnología, es posible gobernar hasta por teléfono... más polémica sin sustento.
Pero dejando de lado la molestia de los diputados y la burla del gobernador, y a pesar de que Nacho Coronel y Diego Fernández de Cevallos tienen mucho más rating, sí ocurrieron algunas cosas notables cuando los jaliscienses estábamos siendo gobernados por vía tecnológica. Uno de éstas fue el operativo en el reclusorio preventivo de Puente Grande, donde hallaron armas de grueso calibre, droga, computadoras y más de 70 teléfonos celulares.
Al paso de los días, en Puente Grande no ha cambiado nada.
El preso al que le achacaron todas las culpas: Miguel Ángel Zazueta, “El Mike”, sigue ahí, ejerciendo un “liderazgo positivo”, según palabras de José González Jiménez, el director de todos los centros penitenciarios del Estado, quien también sigue en el cargo, aunque en una situación normal debiera haber sido cesado del cargo de modo fulminante. Y el secretario Fernando Guzmán se limita a responsabilizar del trabajo a la PGR, porque los delitos supuestamente cometidos, que los medios de comunicación difundieron abundantamente, son federales.
Es cierto que a los diputados no se les cree nada, pero también es verdad que Fernando Guzmán y José González y el mismo gobernador, merecen juicio por supuestamente ejercer sus cargos mientras echan “puro rollo”.
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