Por más que el Gobierno federal se ha empeñado en evitar el pánico, el sector turístico, tercera fuente de divisas después del petróleo y las remesas, tiene focos rojos. Sólo así puede entenderse lo que ayer ocurrió en Los Pinos, a donde llegaron empresarios, líderes sociales y celebridades del deporte y los espectáculos para comprometerse en correr la voz y convencer a cuantos puedan de salir a consumir de la oferta de atractivos en México.
Al presentar el plan Vive México, el Presidente Felipe Calderón explicó: “De lo que se trata es de que cada quien, desde su trinchera, desde el foro en el que actúa, desde la tarea que realiza, desde la gente con la cual se relaciona, nos ayude a promover que más y más personas visiten nuestro país y disfruten de México, de sus riquezas naturales, de su gente”.
Más pragmático, el mexicano con una de las mayores fortunas mundiales, Carlos Slim Helú, dejó de lado la advertencia de que el problema económico que enfrentaríamos sería mucho más grande de lo que se quería reconocer —por lo que fue censurado abiertamente desde el Gobierno federal—, para resaltar lo evidente: olvidarse del crecimiento y concentrarse en la protección de empleos. “Hay que apoyar los sectores que generan más empleo, y el turismo es uno de ellos”.
México está ante un reto muy serio, que puede convertirse en una enorme cantidad de dramas familiares. Bien harían los políticos, los empresarios, los directivos de instituciones educativas y sociales, y los líderes sindicales por olvidarse de sus intereses particulares y corresponder al espíritu de esfuerzo en la unidad que ahora requiere el país.
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