Y no se trata del descubrimiento del hilo negro, sino simple y sencillamente de medidas que están siempre en los discursos y propósitos de candidatos y funcionarios, pero que rara vez se ponen en práctica o, si acaso, con poco rigor.
La crisis económica profunda que afecta a nuestro país, como producto de la crisis mundial, puede ser la coyuntura para que de una vez por todas las administraciones públicas municipales, estatales y la federal, efectivamente se conviertan en gobiernos austeros, sin viáticos ni gastos de representación, sin celulares, sin despilfarro en el uso de diversos materiales ni abusos por ejemplo en el consumo de gasolina o en la utilización de vehículos.
Enrique Alfaro explicó que si en el Ayuntamiento de Tlajomulco, una vez que asuma como presidente municipal, no se hace ajustes importantes en la estructura administrativa, incluido un recorte de personal, específicamente de aviadores, con cambios además en los horarios de trabajo, sólo se dispondrá de 5% del presupuesto total para obra pública.
El caso de Tlajomulco, sin duda alguna, es el de cientos de administraciones municipales, sin embargo, por lo que respecta a este municipio, el reto es mayor si se considera que forma parte fundamental de la zona metropolitana de Guadalajara y está estrechamente vinculado a sus oportunidades, pero también a sus problemas, demandas, necesidades y urgencias.
Además de los ajustes, el futuro presidente municipal de Tlajomulco no descarta continuar con el proyecto del tren suburbano, por ejemplo y con la ampliación de la Av. 8 de Julio, consideradas las principales obras durante su gestión.
Suena ideal, no obstante, se podría creer que sí es posible con voluntad, sentido común, sensatez, y, sobre todo, con la vigilancia permanente de la sociedad.
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