A estas alturas, el deseo ferviente, la demanda urgente, es que de una vez por todas se haga algo en la materia luego de lustros de polémica, de proyectos rechazados y modificados y de búsqueda de las mejores opciones en un entorno en donde ha privado el interés partidista-electoral por encima del social.
No se puede cantar victoria todavía, aun cuando para la construcción de El Zapotillo el Presupuesto de Egresos de la Federación 2010 contempla una partida de mil 800 millones de pesos. La obra está sujeta a alegatos judiciales, tanto por supuestas irregularidades en la licitación como por la oposición férrea de los habitantes de Temacapulín y de otras poblaciones, que se niegan a que sus casas y terrenos sean inundados, y han acudido incluso a instancias internacionales para impedir la construcción del embalse.
Después de años de retraso, el director de la Conagua confirma la decisión de habilitar la presa derivadora El Purgatorio, en el Río Verde, como la mejor alternativa para atender la demanda de agua potable de inmediato.
Arcediano, generadora de gastos millonarios por concepto de estudios, de obras preparatorias, de indemnizaciones y de un desgaste prolongado por la oposición que surgió desde el principio, se desecha y se voltean los ojos hacia el pasado para reencontrar El Purgatorio, en donde no hay afectados que indemnizar ni mayores estudios que realizar, salvo la actualización del correspondiente al impacto ambiental.
Es de esperar —la sociedad lo reclama y lo merece— que ahora sí las autoridades actúen de manera clara y expedita, de cara a los jaliscienses. En otras palabras, que dejen de caminar en círculos.
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