Actividad bajo parálisis

Por Vicente BELLO

La influenza no sólo ha paralizado a la ciudad más numerosa del mundo, como no se había visto desde 1985, cuando el terremoto de aquel 19 de septiembre. Semi paralizó también las actividades en el Congreso de la Unión.

Días económicos, faltas laborales y el cierre de guarderías anexas a las dos cámaras —de Diputados y de Senadores, respectivamente— dieron ayer un aspecto de soledad. El río humano que va y viene a través de los trenes del Sistema Colectivo Metro disminuyó su cauce de manera notable. Y cómo no, si más de cinco millones de citadinos se engarrotaron en su casa, prefiriendo muchos de ellos faltar.

La noticia de la noche anterior, tan violenta como inesperada por su magnitud, provocaba estragos similares dentro y fuera de San Lázaro y Xicoténcatl: los estragos de la falta de información.

¿Sirve la vacuna de influenza que recién —hace unos 15 días— habían aplicado las autoridades de Salud en calles, clínicas y jardines? Por la mañana, los hombres de la Salud en el gabinete presidencial habían dicho que sí, parcialmente. Al mediodía, la Organización Mundial de la Salud los rebatía: que era mejor no esperanzarse en ella, advertían, porque el virus que acometía a la Ciudad de México —más de 950 contagiados, bajo observación, y 68 muertes bajo sospecha de haber llegado impelidas por el letal virus— es de armas tomar y no se iría en realidad con la vacuna de marras, sino con antivirales. Y dos de los cuatro que existen en México, no le hacen pero ni cosquillas a esta enfermedad.

En San Lázaro y Xicoténcatl, más de 10 legisladores opinaban en sentido similar: no hay información suficiente, por parte de la Secretaría de Salud, que permita mirar con nitidez hacia dónde va la gente, ante la aparición de este virus que muta.

No hay suficientes vacunas contra la influenza ya conocida. No hay información sobre los medicamentos que pueden servir para contener el paso peligroso del virus. No hay en el Ejecutivo federal quién informe al Congreso de la Unión los números precisos de las personas que sospechosamente habrían muerto por causa de la gripe porcina. Y de todo esto, San Lázaro y Xicoténcatl opinaban y proponían que cuanto antes el secretario de Salud se debería apersonar ante los legisladores para que explique por qué apenas informaron sobre el brote epidémico, que amaga con convertirse en epidemia.

Desde el mediodía, en Xicoténcatl había gente del PAN y del PRI que se preguntaba si la suspensión de clases en todas las escuelas del Distrito Federal y área metropolitana serían suficientes para contrarrestar el paso del virus.

¿Y por qué también no suspender actividades laborales en sitios muy concurridos?, había gente que se preguntaba en el Senado de la República. Y miraban hacia la Secretaría de Salud, que desde la víspera se había comprometido a discernir cuanto antes, no pasando del fin de semana, sobre las consecuencias del virus.

Viernes 24. Abril de 2009. A tiro de piedra de la terminación del periodo ordinario, en los pasillos del PAN de San Lázaro seguía estacionado el rumor de que es posible que pueda ser convocado un periodo extraordinario en junio. A dos sesiones de que concluya la actividad legislativa más importante del Congreso —la discusión y votación final—, seguía la feria de los dictámenes. Para este martes, estarían saliendo al pleno, para su discusión y votación, más de 17 dictámenes; entre ellos, presumiblemente la Ley del Infonavit y la de Obra Pública.

Estas dos reformas no son, propiamente, de las simpatías de la gente del PRD, PT y PC. Verbigracia: la diputada federal Valentina Batres ha insistido en que el Congreso General debe atender con prontitud el reforzamiento de las leyes que defienden a los derechos humanos. Pero ha advertido que el PAN y el PRI se han echado a caminar justo en sentido contrario.
Síguenos en

Temas

Sigue navegando