Una prueba cruda de que en México el tan odiado concepto de Estado fallido se traduce en instituciones fallidas, en procuración de justicia fallida, en políticos fallidos, en ministros fallidos, el Estado rebasado, el Estado ciego y el Estado de cuates. Un presidente que dice librar una ex guerra, ahora lucha, para evitar que las “drogas lleguen a nuestros hijos”, pero que no asume su cargo de Jefe de Estado y de Gobierno al señalar responsables ante la muerte de los hijos de padres y madres que murieron en Hermosillo. Once ministros que desde la Corte Suprema investigan la tragedia, pero no señalan responsables.
Ante todo ello, la respuesta después de la decisión de la Corte debe concentrarse en qué podemos hacer desde la ciudadanía, cómo rebasar a las instituciones que fallan, cómo hacerle justicia a los padres y madres de esos niños y cómo evitar que puedan ocurrir tragedias futuras, porque esa tragedia pasó en una guardería pública, pero puede pasar en cualquier espacio con menores, con adolescentes, con adultos, en cualquier ciudad del país.
La indignación por la falta de justicia se ha materializado en un movimiento social encabezado por los padres de los menores que murieron en la Guardería ABC. Un clamor de justicia que se organiza en torno a www.movimiento5dejunio.org, desde donde se empiezan a tener limitados recursos para movilizarse y desde donde han atraído espacios de atención entre varios medios de comunicación y activistas de otros movimientos.
Pasada la decisión de la Corte, el clamor de justicia no debe morir, pero el punto siguiente para el movimiento 5 de junio es el de ampliar su objetivo para sobrevivir en el tiempo y para ganar aliados en un sector más amplio de la sociedad.
El movimiento 5 de junio hoy tiene valor, unidad y compromiso, pero una vez que las instituciones fallaron en dar justicia, toca pasar a un siguiente momento en el que en efecto se concentre en crear esquemas de seguridad confiables para el sistema de guarderías públicas y para las privadas que hay en todo el país.
Ante la falla de las instituciones, ante la ausencia del Estado de derecho, ante la negligencia de las autoridades, la corrupción, el conservadurismo de la Corte Suprema y la falta de decencia de funcionarios públicos a todos los niveles, la respuesta está en el despertar de una sociedad que se organice incluso con el apoyo de empresarios que apoyan otras causas. La construcción de comunidades seguras y de ciudadanía es la verdadera lucha que sí vale la pena pelear, que sí se puede ganar y que compete de verdad a todos los mexicanos.
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