En su momento, el secretario general de Gobierno, Fernando Guzmán Pérez Peláez, quien hizo la entrega formal a los legisladores, destacó que se trataba de un informe “muy detallado”, con indicadores que mostraban con precisión los avances en Empleo y Crecimiento, Desarrollo Social, Respeto y Justicia y Buen Gobierno, los cuatro ejes centrales de esta administración.
Sin embargo, a casi un mes de entonces y en un hecho inusitado, el diputado Jorge Salinas Osornio, coordinador de la fracción panista en el Congreso del Estado, presentó a consideración de los legisladores miembros de la Comisión de Hacienda y Presupuesto, un análisis devastador del Segundo Informe.
A modo de ejemplo, en el análisis se indica que “el documento hace evidente una falta de consistencia metodológica tanto en el diseño de indicadores, como en el establecimiento de metas y el reporte del desempeño de las mismas (...), lejos de un cabal ejercicio de evaluación y rendición de cuentas, el informe es apenas una impresión de las distintas pantallas del ‘tablero de indicadores’ de la Secretaría de Planeación, reproduciendo sus vicios y acentuando sus limitantes”.
Lo extraño es que, pese a la disposición manifiesta del propio gobernador, de comparecer ante la Legislatura, la fracción del Partido Acción Nacional (PAN) y sus aliados del Partido Verde y de Nueva Alianza, votaron porque Emilio González Márquez no se presentara ante el pleno y atender los cuestionamientos de los diputados.
Los integrantes del Poder Legislativo tienen facultades para citar al titular del Ejecutivo, pero desaprovecharon la oportunidad, de manera que el análisis, que podía haberse significado en un signo inequívoco de separación de poderes, de auténtica autonomía, se queda a medias en este propósito de exigir y ejercer una rendición de cuentas real.
Y no sólo eso, se deja la puerta abierta para una interpretación preelectoral de los propósitos del coordinador de la bancada del PAN, a la hora de hacer y presentar su análisis.
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