La nefasta tradición de encender fogatas en la vía pública o en lotes baldíos, para mitigar el frío, en realidad es el pretexto para en torno a ellas pasar largas horas festejando de diferentes maneras. Pero los efectos nocivos que ello acarrea son de gran magnitud, y prueba de ello fue lo sucedido la mañana del 25, cuando la contingencia ambiental fue desactivada hasta la madrugada del viernes 26. De ahí que las autoridades de Protección Civil hayan hecho un llamado —una vez más— a la población para que evite realizar quemas el próximo miércoles, con motivo de la espera del año nuevo.
La situación se vuelve más grave, porque la gente no se limita a prender fogatas con leña, que de por sí es contaminante, sino que utiliza otros materiales, sobre todo llantas, cuya combustión es altamente dañina para el medio ambiente.
La Unidad de Protección Civil del Estado, además del llamado a la población para que evite las fogatas, pidió a los municipios sancionar esta práctica; ello sería a futuro, porque antes deberá reglamentarse sobre la materia. Pero mientras ello sucede, hay muchos caminos a seguir, y en ello tanto autoridades como sociedad tienen responsabilidad.
La noche del 31 de enero, bueno será que las autoridades policiacas redoblen la vigilancia para evitar el encendido de fogatas, pero principalmente la población debe estar consciente de que esta práctica es dañina para el medio ambiente, y por ende para la salud. Nada cuesta evitar las quemas, que en nada ayudan a pasar mejor la velada, y sí mucho perjudican.
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