México

Zona minada

Interpretar el mundo de hoy a través de las lentes de ayer no es una buena receta para construir el futuro

Como bien dijo el poeta francés Paul Valéry, lo malo de nuestra época es que el futuro no es el que solía ser.

Interpretar el mundo de hoy a través de las lentes de ayer no es una buena receta para construir el futuro. Y sin embargo, muchas veces, para afrontar una época poco convencional, se recurre a una estrategia convencional. Tal cual está sucediendo con el rescate más grande de la historia. El objetivo: salvar del caos a un conjunto de naciones que están en la mira de los mercados financieros y de valores por el poder de desquiciar una vez más la economía mundial. Los PIGS (Portugal, Irlanda, Grecia y España). El monto, 997 mil millones de dólares, una cifra mayor que el programa de rescate de las empresas financieras en Estados Unidos en 2008. Esto es cosa seria, preocupante, ya que existe una estrecha relación entre la interpretación de los cambios y la formulación de las estrategias prácticas para abordarlos, sobre todo cuando se adopta la visión a largo plazo que debe inspirar las acciones inmediatas. Y más aún cuando en este mundo lleno de egoísmo existen graves obstáculos que impiden convertir unos intereses comunes en una acción común.

¿Cómo una nación pequeña como Grecia, con una población de tan solo 10 millones de personas, logró acumular una deuda de 300 mil millones de dólares y enviar ondas tan turbulentas a la economía mundial? ¿Qué impacto tendrá sobre México un nuevo sacudimiento financiero y económico? No me vengan con el siempre discurso de que estamos preparados, blindados y con una economía sólida, grandes reservas y estabilidad cambiaria. ¡Pamplinas!

Es muy importante para el mundo en general, no confundir diferencias con conflicto. Es más, no existe una relación inevitable de causa-efecto entre las dos cosas. Lo importante es que necesitamos acostumbrarnos a lo primero y evitar lo segundo. Vivimos en un entorno internacional relativamente pacífico, sin ninguna potencia que esté directamente enfrentada con otra. Salvo algunas excepciones, el problema básico no nace de unos intereses nacionales fundamentalmente opuestos, sino de la considerable dificultad de renunciar a unas ganancias individuales inmediatas a cambio de unas beneficios colectivos a largo plazo.

La mayoría de los líderes nacionales son conscientes de que es necesaria una cooperación, pero les resulta imposible defenderla con argumentos sólidos en los debates nacionales, cuando se enfrentan a unas opiniones públicas introvertidas y, en algunos países (como tú comprenderás), a sentimientos nacionalistas cada vez más intensos y populistas.

Si el contagio se da, podría producirse una especie de “peste financiera”. Las deudas cruzadas entre las naciones europeas son un verdadero mapa de riesgos, una zona minada que podría estallar en cualquier momento.
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