México
¿Ya basta?
Con tantas direcciones generales dedicadas a lo mismo se ha fomentado una sana competencia entre funcionarios y, por supuesto, se ha complicado la gestión
¡Qué bueno que, gracias a una sucia y eficiente campaña de desprestigio, se logró la continuidad de un Gobierno que ha empeñado los muchos recursos que ha tenido para crear tal cambio de la situación nacional!
No perdamos de vista quién fue el héroe principal de la gesta: un español de apellido Solà, contratado especialmente para la campaña de por el tal Hildebrando, ahora muy próspero “cuñadísimo de la Nación”.
El tal Solà, experto en aplicar las técnicas nazis de Goebbels para destruir imágenes públicas, fue convertido en ciudadano mexicano sólo tres días después de que tomara posesión el actual Presidente y casi la víspera de que ingresara su nombre a la nómina de la embajada de México en España.
Gracias a ello, hemos gozado de una extraordinaria transformación: la miseria ha recuperado un terreno enorme, de manera que ahora más mexicanos podrán ingresar al cielo; al paso que vamos, antes de terminar el sexenio, más de 50 mil compatriotas habrán adelantado su arribo a la gloria eterna, por obra y gracia de una “guerra justa”, en tanto que la administración pública federal habrá aumentado de una manera impresionante su lista de funcionarios y lo que gana cada uno de ellos. Sólo Fox le dio cabida a más de 50 mil nuevos puestos elevados.
Con tantas direcciones generales dedicadas a lo mismo se ha fomentado una sana competencia entre funcionarios y, por supuesto, se ha complicado la gestión.
El Presidente Calderón creó menos plazas que el presidente Fox, pero en cambio substituyó a todo el aparato técnico gubernamental por militantes nuevos y viejos de su partido, sin más experiencia que ser hijos de buena familia o empresarios fracasados.
Los miles de muertos causados por las inundaciones del Sureste y las toneladas de alimentos destruidos fueron el resultado de la incompetencia y la corruptela, lo mismo que diversas desgracias nacionales como derrumbes, epidemias y plagas.
Asimismo el abandono del campo ha provocado el derrumbe de la producción de alimentos y el consecuente encarecimiento que no se detendrá pronto. Pero no importa: sólo seis mil pesos mensuales bastan para vivir espléndidamente.
En todos los rubros hemos retrocedido, exceptuando el número de ricos y de delitos.
Salvados del peligro del “Peje” no se entiende por qué tantas voces desagradecidas gritan “¡Ya Basta!” y piden que los gobernantes ya se vayan, cuando todavía le restan dos años al sexenio.
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