México
Vivir como si no vivieran, como ladrones
Dea Loher resultó ser una escritora que balancea el sentido del humor con lo trágico de la vida
El Festival Internacional Cervantino invitó una vez más a la Compañía de Teatro Alemán de Berlín, de tal manera que pudimos disfrutar de una de sus propuestas que pertenecen a la vanguardia del teatro en el mundo.
Este año pusieron en escena Diebe o Ladrones, una obra de Dea Loher (1964-), con la historia de varios personajes que curiosamente, cuando hablan de ellos, lo hacen en tercera persona, como los dioses o como lo hacía Julio César antes del idus de marzo.
De esa manera le dan un tono extraño a las historias, como si hablaran de nosotros como si ellos fuesen los otros y los demás allá, unas con mucho sentido del humor —hasta la carcajada—, otras, cerca de la depresión y el desánimo de la soledad, y otras más, como las de Linda Tomason (Judith Hofmann), una mujer frágil, nada bonita pero muy ingeniosa, simpática, cariñosa y sensible, transparente como el cristal soplado de San Pedro, que somos sus cómplices de su vida que gira como giran las ruedas de la fortuna tal como es el escenario que diseñó su director Andreas Kriegenburg.
“Probablemente ninguna otra experiencia artística tenga un efecto tan poderoso sobre el ánimo y la conciencia como una buena representación teatral —dijo Mario Vargas Llosa—; porque éste es el mejor simulacro que existe de la vida, el que más se le parece, pues está hecho de seres de carne y hueso que, por el tiempo que dura esa otra vida en el escenario, viven de verdad aquello que hacen y dicen, y lo viven, si tienen el talento y la destreza debidas, de una manera tal, que fuerza a los espectadores a vivirlo con ellos, saliendo de nosotros mismos, para ser otros, mágicamente, como la mejor manera que se ha inventado para vernos mejor y saber de qué estamos hechos”.
Las historias de Ladrones son una joya de la fantasía: el (hombre) lobo que aparece y provoca los deseos contenidos de una pareja perversa; las historias que va tejiendo Linda, con unos baños termales que van a construir en medio del bosque —de La Primavera— que, además de darles trabajo, se harán cuidando de la Naturaleza.
Dea Loher resultó ser una escritora que balancea el sentido del humor con lo trágico de la vida para mostrarnos a unas personas que viven como si no vivieran, como ladrones.
Síguenos en