México
Visitantes buscan en equinoccio buenas vibras
Aunque la primavera entró el sábado, miles de mexicanos y extranjeros se reunieron ayer en el centro ceremonial Teotihuacan
La primavera entró esta vez la mañana del sábado 20 de marzo, pero la costumbre de recibirla el 21 atrajo a miles de visitantes a la zona arqueológica de Teotihuacan, la más importante de Mesoamérica.
La Calzada de los Muertos se tiñó de blanco, el color de la paz y la esperanza que muchos de los asistentes portaron para recargarse de energía justo al pie de la Pirámide del Sol.
Del Norte, del Sur, del Este y del Oeste; de los cuatro puntos cardinales arribaron en busca de un nuevo comienzo. Mexicanos y extranjeros se hicieron uno solo.
A las 12 del día, miles de manos se alzaron al cielo en la Pirámide del Sol, que se convirtió en el centro ceremonial más grande de la Zona Nororiente. La cima del poliedro se llenó de blancura que se extendió a varios kilómetros a la redonda, convirtiéndose en un río humano resplandeciente.
No era el inicio del año, pero muchos aprovecharon la ocasión para pedir deseos al astro rey. Margarita Sánchez, residente del Distrito Federal, clamó porque se acabe la violencia que impera en el país.
Otros rogaron por que haya empleo, unos más porque se termine la crisis económica que vive el país, y los más por salud y bienestar familiar.
Sólo unos tuvieron la fortuna de ascender a la pirámide porque un andamio colocado por el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) impidió que ésta fuera un masivo punto de reunión espiritual.
Los rayos de un sol primaveral que cayeron sobre miles de cuerpos, no frenaron las ansias de los visitantes por ascender los 246 escalones del edificio prehispánico. Hasta tres horas tuvieron que esperar muchos por llegar a la tierra prometida.
Y ahí, en la Ciudad de los Dioses, se conjugaron la fe y la esperanza, la espiritualidad y el idealismo. Todos fueron una sola oración, una voz y un mismo deseo.
Día de equinoccio atrasado, pero con la misma intensidad, con el mismo vigor. Los chamanes “limpiaron” de malas vibras a los que se sentían embrujados, hechizados o a los que les hicieron mal de ojo.
Día de equinoccio postergado, pero también de previsiones. La llegada de miles de visitantes a la zona arqueológica ha causado daños a los monumentos prehispánicos por lo que ahora se tomaron algunas consideraciones. Mil 200 personas se encargaron de la vigilancia.
LAS CIFRAS DEL SUCESO
Los visitantes
137 mil personas visitaron este fin de semana las principales zonas arqueológicas de México para celebrar el equinoccio de la primavera y la llegada de la nueva estación, reportó el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH).
63,500 personas habían arribado hasta las dos de la tarde de ayer en Teotihuacán, el sitio más concurrido a nivel nacional.
19,000 mexicanos y extranjeros se dieron cita en El Tajín, Veracruz, donde se efectuaron el sábado por la noche espectáculos con luz y sonido.
16,500 visitantes llegaron a Chichén Itzá, Yucatán. El clima jugó una mala pasada, ya que las nubes impidieron que se apreciara el habitual descenso a tierra de la serpiente.
13,500 llegaron a Xochicalco, Morelos.
6,000 ávidos de “cargarse de energía” arribaron a la zona de Dzibilchaltún, en Yucatán.
5,300 ingresos reportaron en Tula, Hidalgo, aunque falta el reporte definitivo.
13,600 visitas reportaron las autoridades en los centros patrimoniales de Palenque, Tulum, Cuicuilco, El Tepozteco, Monte Albán y Comacalco.
TELÓN DE FONDO
La celebración en la actualidad
Numerosas personas arriban desde la madrugada del 21 de marzo a las zonas arqueológicas de nuestro país, con la falsa idea de que los indígenas concurrían a estos lugares para “cargarse de energía”; sin embargo, esta tendencia es de origen moderno y responde a las creencias denominadas “New Age” que surgieron en los años setenta en Estados Unidos, como una protesta para romper el viejo orden establecido, de ahí su nombre “Nueva Era”, estando asociada a las protestas contra el Gobierno de ese país por la guerra de Vietnam, el estilo de vida de los hippies, que tendía a reencontrar la Naturaleza, la libertad, el amor y la paz (que finalmente fracasó), y que llevó a ponerse en contacto con las antiguas filosofías orientales, haciendo una verdadera mezcla con todas ellas, por lo que esta tendencia nada tiene que ver con la cosmovisión e idiosincrasia de los antiguos mesoamericanos, ni con los rituales que se llevaban a cabo en los templos.
Sin embargo, y a pesar de ello, las secretarías de Turismo de gran parte del país, ha hecho una gran publicidad para fomentar las visitas los días 20 y 21 de marzo a numerosas zonas arqueológicas, propiciando el deterioro, vandalismo y contaminación de nuestro patrimonio, desatinadamente autorizados por el Instituto Nacional de Antropología e Historia, pues es la única institución que por ley federal, otorga las autorizaciones respectivas para que puedan ingresar desde la madrugada, a pesar de que lógicamente estos lugares están cerrados, a todo tipo de asociaciones “esotéricas”, “santeros” y “chamanes”, que lucran con la ignorancia de otros realizando rituales, “sanaciones” y vendiendo amuletos; así como a numerosos vehículos en los que trasladan materiales para que se construyan vistosos bailables que ahí se ejecutan; también transportan bocinas, antenas de radio y televisión y demás equipos para que durante la madrugada, los reporteros transmitan “en vivo y a todo color”, el instante preciso en que surgen los primeros rayos del Sol por el Oriente.
También en otros países se realizan eventos multitudinarios en estas fechas como en Perú y en Ecuador, por mencionar solo algunos.
Lo desafortunado de la situación es que, a pesar de que año con año, las zonas arqueológicas del país, se ven invadidas por centenares de personas en el ya multicitado día, éstas no están ávidas de interés por conocer las culturas que nos antecedieron.
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