México

Verdades incomodas, el efecto Fajardo

Esa transformación de Medellín comenzó con un grupo de ciudadanos que decidieron dejar de ser observadores pasivos y ser los agentes del cambio

Sus respuestas fueron claras y directas, alimentadas de la lógica de un matemático, la convicción de un líder y el sentido común de un ciudadano:

“La fórmula es muy sencilla: saber hacia donde vas y caminar todos los días”.
 
“No tener dinero no es pretexto para no hacer nada como alcalde”.

“Para mantener la confianza como gobernantes, hay que ser transparentes”.

“Lo más costoso para una ciudad en términos de transporte público es no hacer nada”.

Frases como estas removieron a cientos, quizás miles de tapatíos que les tocó conocer la experiencia de transformación de la ciudad de Medellín en voz de Sergio Fajardo.

No es la primera vez que en este espacio cito a este exitoso exalcalde, pero seguramente ahora hay más personas que saben a quién me refiero. Su reciente visita a Guadalajara, fue un éxito mediático. Con una gran convocatoria, habló ante estudiantes, empresarios, políticos, partidos, grupos ciudadanos, profesionales, académicos, es más, hasta se reunió con alcaldes. ¿Por qué tanto interés en oír a alguien que viene a decir lo que se sabe y no se hace? ¿Por qué pagar por escuchar consejos que traicionan hábitos? ¿Por qué hasta hoy lo queremos oír cuando su gestión terminó hace cuatro años? Seguramente hay muchas respuestas, pero alguna tiene que ver con lo emocionante que resulta ver en un solo episodio, cómo la congruencia siembra esperanza y cosecha alegría.

A partir de temas clave para reconstruir el tejido social, recuperar la seguridad y mejorar la calidad de vida, Fajardo definió que “el espacio público, es el lugar donde todos somos iguales, ahí nos tenemos que volver a encontrar”, y con hechos demostró el significado de ser consecuentes con el principio de “lo más bello para los más humildes”. Cada idea que compartía nos revelaba lo importante que resulta hacer las cosas bien. Transformar Medellín le tomó cuatro años, una ciudad no tan distinta a Guadalajara.

¿Cual será el efecto Fajardo? ¿Cuántas ideas permanecerán? Fue sorprendente leer las muestras de reconocimiento y coincidencia que se expresaban, -incluso de políticos que son el vivo ejemplo de lo que denunciaba-. Poca autocrítica se vio estos días, tal vez, quiero pensar, por lo cercano del mensaje, por que todos queremos imaginar un futuro mejor, por que la esperanza es un patrimonio al que todos tenemos derecho.

Fajardo por un rato transmitió confianza y despertó él ánimo, eso que nuestro sistema ha destruido. Tajante afirmó: “no voy a hacer la tarea de ustedes”, no vino a vendernos fórmulas ni franquicias, tenemos que ser nosotros quienes tomemos la decisión de cambiar nuestra ciudad. En este mismo tenor, el reconocido sociólogo catalán Manuel Castells dijo ayer "México sólo se salva, y se salvará, por su sociedad, no por su Estado".

Esa transformación de Medellín comenzó con un grupo de ciudadanos que decidieron dejar de ser observadores pasivos y ser los agentes del cambio. Fajardo dijo que con 50 convencidos se podía comenzar la gran trasformación de Guadalajara, hoy somos muchos más…
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