México
Vacaciones sin política
Nada se escucha de regidores, diputados o secretarios... incluso el gobernador Emilio González, tan dado a la declaración cotidiana, se difuminó de la escena pública
Mientras la mayoría de los mexicanos trata de mantener vivo el espíritu vacacional y no lo consiguen en un gran porcentaje porque no les alcanza el dinero o bien, porque sencillamente deben trabajar sí o sí, la clase política parece haber desaparecido.
Nada se escucha de regidores, diputados o secretarios... incluso el gobernador Emilio González, tan dado a la declaración cotidiana, se difuminó de la escena pública. Aparentemente, la pléyade de funcionarios estará tostándose la piel bajo el Sol de una playa jalisciense o nayarita.
Pero subráyese el aparentemente. Hay algunas cuestiones a considerar antes de dar por un hecho las vacaciones sin política.
Estas cuestiones, sin embargo, pueden esperar algunos renglones...
Sobre el tema del descanso vacacional conviene atender la realidad de la población antes que la de los políticos profesionales. Y a propósito de eso, un estudio reciente confirma que la Semana Santa es para 87% de quienes viven en la Zona Metropolitana de Guadalajara, un viacrucis en lugar de una temporada de placer.
Tanto el periódico EL INFORMADOR como la radiodifusora Radio Metrópoli publicaron hace unos días una encuesta encargada ex profeso para esta temporada. Los resultados son reveladores. Aquí van algunos:
— Sólo 13% de los habitantes de la urbe proyectó salir de vacaciones (por eso la cifra de 87% que no goza los días de asueto).
— De los afortunados que sí programaron un viaje, 71% asegura que viajar es más caro ahora que antes, y 15% adicional subraya que es “mucho más caro”.
— De los escasos bienaventurados que dejarán la contaminada urbe, 56% prefiere la playa. Sólo 7% va a un pueblo e incluso hay un exclusivo 5% que viaja fuera del país.
— De los vacacionistas, 81% se acompaña de su familia.
— Entre los paseantes, 77% declara que puede hacer el gasto gracias a sus ahorros y apenas 19% se paga el descanso de Semana Santa y Pascua con su prima vacacional, es decir, sus prestaciones.
El lector puede sacar sus conclusiones de los resultados de la encuesta. Una muy evidente es que son pocas las personas que pueden darse el lujo de vacacionar y viajar: apenas 13%, y aun para estos favorecidos las cosas son cada vez más difíciles, aunque no deja de haber un pequeño grupo que todavía tiene opción de salir del país.
Esta realidad refleja con fidelidad la desigualdad económica nacional, uno de los grandes retos que enfrenta México.
Ahora sí, las pocas palabras que se merecen los políticos de renglones arriba: ellos sí tienen opciones económicas para ir a la playa, al campo o al extranjero; no están obligados a usar sus ahorros porque sus prestaciones laborales les permiten sufragar ese gasto cómodamente.
Y el remate: se volverá a saber de ellos muy pronto, porque están enfrascados en pre-precampañas y vienen días definitorios.
Nada se escucha de regidores, diputados o secretarios... incluso el gobernador Emilio González, tan dado a la declaración cotidiana, se difuminó de la escena pública. Aparentemente, la pléyade de funcionarios estará tostándose la piel bajo el Sol de una playa jalisciense o nayarita.
Pero subráyese el aparentemente. Hay algunas cuestiones a considerar antes de dar por un hecho las vacaciones sin política.
Estas cuestiones, sin embargo, pueden esperar algunos renglones...
Sobre el tema del descanso vacacional conviene atender la realidad de la población antes que la de los políticos profesionales. Y a propósito de eso, un estudio reciente confirma que la Semana Santa es para 87% de quienes viven en la Zona Metropolitana de Guadalajara, un viacrucis en lugar de una temporada de placer.
Tanto el periódico EL INFORMADOR como la radiodifusora Radio Metrópoli publicaron hace unos días una encuesta encargada ex profeso para esta temporada. Los resultados son reveladores. Aquí van algunos:
— Sólo 13% de los habitantes de la urbe proyectó salir de vacaciones (por eso la cifra de 87% que no goza los días de asueto).
— De los afortunados que sí programaron un viaje, 71% asegura que viajar es más caro ahora que antes, y 15% adicional subraya que es “mucho más caro”.
— De los escasos bienaventurados que dejarán la contaminada urbe, 56% prefiere la playa. Sólo 7% va a un pueblo e incluso hay un exclusivo 5% que viaja fuera del país.
— De los vacacionistas, 81% se acompaña de su familia.
— Entre los paseantes, 77% declara que puede hacer el gasto gracias a sus ahorros y apenas 19% se paga el descanso de Semana Santa y Pascua con su prima vacacional, es decir, sus prestaciones.
El lector puede sacar sus conclusiones de los resultados de la encuesta. Una muy evidente es que son pocas las personas que pueden darse el lujo de vacacionar y viajar: apenas 13%, y aun para estos favorecidos las cosas son cada vez más difíciles, aunque no deja de haber un pequeño grupo que todavía tiene opción de salir del país.
Esta realidad refleja con fidelidad la desigualdad económica nacional, uno de los grandes retos que enfrenta México.
Ahora sí, las pocas palabras que se merecen los políticos de renglones arriba: ellos sí tienen opciones económicas para ir a la playa, al campo o al extranjero; no están obligados a usar sus ahorros porque sus prestaciones laborales les permiten sufragar ese gasto cómodamente.
Y el remate: se volverá a saber de ellos muy pronto, porque están enfrascados en pre-precampañas y vienen días definitorios.
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