México
‘‘Un mundo feliz’’
Está visto que todas mis propuestas en pro de la salud no son tomadas con la seriedad debida
Por lo que a mí toca, sujeto a un régimen espartano he logrado perder nada menos que dos mil 800 kilos (yo nada más llevo el gran total, me chocan las parcialidades), lo malo del asunto es que una vez perdidos con gran facilidad los vuelvo a encontrar.
Cuando uno adelgaza tiene esperanzas que después de tantos sacrificios quedará uno como modelo de Hollywood, y cuando usted logra adelgazar, la figura no es de galán de la pantalla sino más bien lo que queda de usted parece toro cebú, con una pellejera descomunal.
Antes, cuando estaba en plenitud y tenía necesidad de inyectarme, proponía para ello una mayestática superficie; ahora, con tanto pellejo, me preguntan en qué página me inyectan.
Eso no ha sido óbice para que sea un incansable promotor de la vida sana; si usted sigue estos escritos, será testigo de que hace poco propuse a las autoridades que viendo los horrores de la contaminación y el uso abusivo de los vehículos automotores, se peatonalizara la ciudad; que dentro del periférico, que por cierto no está terminado, o sea que dentro de él se prohiba el uso de vehículos de combustión interna.
Imagine usted qué belleza; en lugar del tradicional estacionamiento formado vía congestionamiento, una calle para la gente; aquella calle que para los automóviles y camiones parece estrecha, para los peatones es amplísima, eso sin contar el factor saludable que producirá el hecho de caminar todo el tiempo, y yendo a pie algunos baches que aunque usted no lo crea existen en la ciudad, serán menos dañinos.
Ésta puede ser una demostración al mundo de cordialidad. Los turistas, que tanto promueven nuestros hombres y mujeres públicos, se volcarían a ver una ciudad única en el mundo, ya que no creo que haya otra ciudad peatonal, y ésa sí sería novedad; podrían reforzar el éxito promoviendo alguna serie televisiva, por mencionar una idea, podría llamarse “Las listas no tienen callos”. Aquello será casi el paraíso.
Desde luego que mis propuestas han sido ignoradas olímpicamente por las autoridades, tanto, que estoy pensando en mandárselas a algún colombiano u otro sabio del subdesarrollo que las presente en forma de negocio. De seguro que así sí pegarán.
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