México

Ubíquese Mr. Rick Perry

Desde cualquier punto de vista es lamentable la desaparición (o asesinato) de su connacional David Hartley

No porque el Presidente de México, Felipe Calderón Hinojosa, esté pasando “las de Caín” para poder salir adelante en su encomienda al frente de un país de 107 millones de mexicanos, quiere decir que ya cualquier personaje extranjero se puede abrogar el derecho de denostarlo y hasta exigir que éste le llame para darle los informes que usted requiere, por muy gobernador que usted sea del Estado de Texas, que si bien es cierto es rico en petróleo, aquí aún tenemos dignidad para responderle en ése y en otros terrenos.

Si el tema de la separación de su Estado de la Unión de Estados Norteamericanos (USA) no le ajusta para posicionarle políticamente como un “adalid” de su Entidad, le exigimos que sea respetuoso y se comporte de acuerdo con las reglas internacionales, no sea que por andar da fanfarrón le vaya a salir el “tiro por la culata”.

Porque una cosa es que algunos podamos entender que usted se encuentra en plena campaña para buscar la reelección en su Estado natal, y muy otra que quiera pasarse de listo y adoptar posturas groseras ante la investidura del Presidente de todos los mexicanos.

Desde cualquier punto de vista es lamentable la desaparición (o asesinato) de su connacional David Hartley, en la Presa Falcón que compartimos mexicanos y norteamericanos en el Río Bravo, pero de acuerdo con las investigaciones realizadas, aún no se puede afirmar que hayan sido mexicanos los causantes del hecho, por más que la esposa del desaparecido y/o presuntamente asesinado Mr. Hartley se queje de no haber sido eficazmente atendida por las autoridades mexicanas cuando presentó su denuncia de los hechos suscitados.

Y aun cuando los delincuentes fueran mexicanos, el hecho no le faculta ni autoriza para que pretenda levantar la voz al Ejecutivo Federal de México, tal y como tampoco sería procedente que algún ciudadano o incluso presidente municipal del Estado de Tamaulipas o alguna otra Entidad, pretendiera olvidar los cauces que existen para ello.

Porque una cosa es exigir justicia y solicitar apoyo para encontrar el cadáver de Mr. Hartley, y otra muy distinta querer dar un ultimátum al presidente de un país, que por muy buenas que sean las relaciones existentes a la fecha, no le autoriza para dirigirse a Calderón Hinojosa en los términos que usted lo ha hecho.

Por lo pronto, espero que entienda que deberá de “esperar sentado” la llamada del Presidente de México, quien —como debe de ser— se ha manejado a través de los conductos apropiados para que se haga todo lo posible por recuperar a la brevedad el cadáver del ciudadano texano y por otro informar de los logros alcanzados en la inminencia de la averiguación respectiva.
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