México

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Iniciativas y elecciones

Cuando el 10 de marzo pasado, el Partido Revolucionario Institucional (PRI) presentó a la Cámara de Diputados su reforma laboral aquella, que un mes después reservó posponiéndola para quien sabe cuándo, en los archivos de la Comisión del Trabajo y Previsión Social de San Lázaro había ya 97 iniciativas laborales más esperando un dictamen.

A los pocos días, cuando a la reforma laboral priista le comenzaban a llover críticas al por mayor,  el Partido Acción Nacional (PAN) quiso entrar al quite y presentó una más, que, por cierto, fue desnudada por el Partido del Trabajo (PT) al demostrar que  las dos, la priista y la panista, tenían literalmente la misma redacción.

Fueron los días en que el secretario del Trabajo y Previsión Social, Javier  Lozano Alarcón, decía, orondo, que él había influido en las dos.  Y lo decía, sin duda, porque con ello suponía estaba apuntalándose el inicio de su carrera por la candidatura presidencial por su partido, Acción Nacional.  

Más tardó en decirlo Lozano que el PRI en volver sobre sus pasos.  El tremendo desacierto político del secretario del Trabajo, de afirmar que él estaba detrás de muchas de las propuestas aquellas, sirvió para que los diputados federales del PRI contrahicieran sus líneas y sus posicionamientos.

Desde que llegó a San Lázaro la propuesta priista, que estuvieron insuflando diputados como Tereso Medina, Isaías González y César Augusto Santiago,  siempre encontraron una oposición férrea al interior de sus filas, en legisladores como el siempre polémico y controvertido Víctor Flores y en una treintena más de diputados del tricolor que tienen que ver con el sector obrero afiliado al PRI agrupado en la CTM, la CROC y el resto de sindicatos cuasi blancos que se miran todavía arracimados bajo el membrete del Congreso del Trabajo.  

Claro, los diputados obreros del PRI nunca se han caracterizado por ser claridosos; en cambio, sí por medrosos la mayoría; o pasivos, por no decir francamente abyectos.  

Sin embargo,  cuando comenzaron a mirar pormenorizadamente la reforma que les pretendía clavar Tereso, Isaías, César Augusto y el inefable Francisco Rojas Gutiérrez,  vieron que  aprobar la reforma de marras sería como rajarse la barriga con un cuchillo.

Pero además tendrían serios problemas en la elección más importante que tienen en puerta, la del 3 de julio de 2011, en el Estado de México, adonde el partido que triunfe  estaría colocándose en posición ventajosa, respecto de los demás contendientes, ahora que en octubre de este año comiencen las precampañas hacia 2012, año de la elección para la Presidencia de la República.

Entre las críticas que al interior del PRI se manifestaban, sobresalía una: en diciembre, cuando el tricolor estuvo a punto de presentar su reforma laboral, éstos iban a proponer entonces que  la jornada laboral actual de 48 horas disminuyera a 40, para que se les garantizara más empleo a un mayor número de gente.

Esta misma propuesta todavía se le pudo ver en Acapulco, cuando el PRI, a finales de enero, reunió a sus casi 240 diputados federales para discutir y amalgamar la agenda legislativa que estarían por presentar en el segundo periodo ordinario de sesiones, que ahora, por cierto, a punto está de finalizar.  

Cuando en marzo llegó por fin la reforma laboral priista,  ésta ya no era la misma. En el camino sufrió modificaciones, como aquella en que se conservaría la jornada de 48 horas semanales por trabajador.  
¿Qué había sucedido? Pues nada que habían presionado fuertemente organismos patronales, y modificaron la propuesta que habían presentado originalmente a los 239 diputados federales priistas.  

Todavía en días de esta Semana Santa, que ha concluido,  se escuchaba en los pasillos del PAN que pudiera haber un periodo extraordinario, entre mayo y agosto próximos, para votar la reforma laboral y asuntos como el de una reforma electoral.

Ganas de hacer ruido y de hablar por hablar. En el caso de la primera, la laboral,  el PRI ya no la mueve de ahí hasta en tanto no les cause reparos en tiempos de campañas electorales. Y éstas han llegado para no irse de aquí a julio de 2012.
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