México

Tren parlamentario

La señora de la energía

El día en que desaforaron a Julio César Godoy Toscano (lunes 13, hace seis días), en la Cámara de Diputados se celebraron dos sesiones. Fue la asamblea ordinaria, y la especial dedicada a la quita de la inmunidad del diputado federal perredista por Michoacán que desde entonces anda a salto de mata.

Ese lunes San Lázaro se había convertido en un río de información. Por primera vez en la historia pos revolucionaria de México, se estaba ante el desafuero de un diputado federal que en la picota de la Procuraduría General de la República (PGR) está por acusaciones de participación con una de las bandas del crimen organizado.

El juicio de procedencia —que, por cierto, fue tildado por un sector de la oposición de haber sido una farsa, porque sólo han visto los partidos mayoritarios la paja en el ojo del PRD y no las vigas en los del PAN y PRI— duró exactamente una hora y seis minutos. Y estuvo cargado de silencios pesados; esos que se producen cuando la argumentación viaja en una sola dirección.

Cuando el juicio de desafuero terminó, a las 18:06 horas, en el Palacio Legislativo de San Lázaro gravitaba información inédita. Y, por lo tanto, bastante ruidosa. Era obvio que en la jerarquización de la información, respecto de su importancia para el país, iba a inclinarse en las redacciones todas por la quita del desafuero; al que también asistieron con prontitud, con sus votos en pro, los correligionarios mismos de Godoy: los perredistas, exceptuando uno, y otro más del PT.

Justo en el momento del escándalo que provocó el desafuero de motivaciones inéditas, se hizo presente en el Palacio Legislativo de San Lázaro una de las empleadas de confianza del Presidente Felipe Calderón que más ha sido requerida por la oposición.

Con la complicidad manifiesta del PRI de Francisco Rojas Gutiérrez, el PAN de Josefina Vázquez Mota manipuló la agenda legislativa de tal modo que logró hacer que Georgina Kessel, secretaria de Energía, se apersonara por fin ante la Comisión de Energía de San Lázaro, para que contestara preguntas relacionadas con los temas de la privatización a ultranza de PEMEX, de la extinguida Compañía de Luz y Fuerza del Centro y de asuntos muy sentidos para la población como lo han sido los incrementos de las tarifas de energía eléctrica y de las gasolinas y el diesel. También, por supuesto, sobre los porqués del Gobierno federal para que la construcción de la refinería en Hidalgo todavía siga esperando su primera piedra.

Por supuesto que la Kessel fue recibida con cuestionamientos duros, que no contestó o simplemente evadió. Laura Itzel Castillo fue una de las diputadas que la recibió con preguntas de muy difícil contra argumentación.

Más allá, sin embargo, de sus respuestas —que, evidentemente, merecerán otro espacio aquí, la semana próxima—, Georgina Kessel y el Gobierno de Calderón, así como Acción Nacional, están obligados a contestar a la población por qué retardó tanto tiempo su comparecencia (se le requería en San Lázaro desde julio pasado), y por qué tenía que estar ahí, ante los diputados, justo en un día desbordado como el del día del desafuero de Godoy.

Si el cinismo no fuera el sello de todas esas gentes, tendrían que responder Kessel y Calderón que buscaron un día especial para que las preguntas de la oposición no dolieran tanto, y para que los silencios con que respondía a los cuestionamientos de la oposición no se escucharan tanto en el país.
Síguenos en

Temas

Sigue navegando