México

Tren parlamentario

El nudo de San Lázaro

En el umbral del periodo ordinario de sesiones, la Cámara de Diputados se metió por un camino estrecho. Cuando anoche tenía que estar decidida ya la Presidencia de la Mesa Directiva, la negociación se tensó hasta convertir la decisión en un nudo que apretaba el PRI por un lado y el PRD por el otro.

Desde julio han venido forcejeando estos dos partidos políticos por la presidencia de la Mesa Directiva. Y Acción Nacional, para este caso específico, ha quedado en posibilidad de desanudar. Algo así como el fiel de la balanza, o la bisagra.

La Ley Orgánica del Congreso de la Unión establece que para la Cámara de Diputados el presidente de la Mesa tiene que ser elegido por cuando menos los dos tercios de la votación (334), y dada la conformación de las fuerzas políticas en San Lázaro ningún partido en realidad podría alcanzar por sí solo el número de sufragios requerido para ello.

El PRI tiene 237 diputados; PAN, 142; PRD, 69; PVEM, 21; PT, 13; Nueva Alianza, nueve; Convergencia, ocho, y diputados sin partido: uno.

El PRI  requiere, además de sus votos y los de su aliado permanente PVEM, cuando menos otros 76. Algo así como los del PRD y alguno más de los otros partidos pequeños.

Como difícilmente el PT, Convergencia y PRD le otorgarían alguno de sus votos, el PRI entonces tendría que verle la cara al PAN, para que cuando menos la mitad de sus 142 diputados pudieran votar en favor del candidato priista, que anoche ya se había definido: Jorge Carlos Ramírez Marín.

El PAN tiene a su vez un problema, porque al menos en el terreno de las apariencias tiene que recordar estos días que está aliado con el PRD. Y todos estos días los votos del PAN se han estado esperando que se sumen al lado de los del PRD, PT y Convergencia.

El problema del PRD, sin embargo, consiste en que ni con los votos del PAN, ni del resto del de los partidos políticos representados en la Cámara de Diputados, alcanzaría los dos tercios de la votación necesarios para adjudicarse la presidencia de la Mesa Directiva. A fuerza, la presidencia del PRD tendría que pasar bajo las aguas del PRI.

— ¿Cómo, cuándo y quién podría desanudar el embrollo de San Lázaro?
Anoche, algunos datos se escapaban de ese mundo de las negociaciones caracterizado por su hermetismo, y se transfiguraban en haces de luz.

El PRI –cuyo candidato a la presidencia de la Mesa prácticamente quedó decidido desde el mediodía en la persona de Jorge Carlos Ramírez Marín— comenzó desde el atardecer a doblar el brazo al PAN para que le dé esos votos que le faltan para llegar a los 334, mediante el ofrecimiento de apoyar al panismo para presidir este año la Junta de Coordinación Política.

Desde temprano, en los pasillos de San Lázaro, se había escuchado la versión de que a Josefina Vázquez Mota, coordinadora del grupo parlamentario del PAN, le interesa asumir el control de la Junta de este año. Y de este factor dependería para que la balanza panista se inclinaría en favor del yucateco Jorge Carlos Ramírez Marín.

El PRD, anoche, presionaba con rigor al PAN, para que no olvide que hay una alianza de por medio, fundamentalmente con el sector del PRD que gobierna Jesús Ortega. Y a quien el PRD tiene como candidato a la presidencia de la Mesa no es otro que Jesús Zambrano, uno de los capitanes del grupo chuchista.

El PRD ha pintado tres escenarios: si el PAN lo apoya y consigue, con los panistas, torcerle el brazo al PRI, entonces ellos, en la persona de Zambrano, presidirían la Mesa, y Josefina Vázquez Mota la presidencia de la Junta.

Si el PRI, finalmente, se queda con la Mesa, entonces el PRD –si el PAN lo apoya— se quedaría con la presidencia de la Junta de Coordinación Política. Y todos en paz, si el PRI acepta que el PRD presida la Mesa el último año de la Legislatura.

Pero es ahí donde el camino por donde transita el PRD se pone más escabroso, porque el PRI pretende presidir la Mesa los dos años restantes de la LXI Legislatura. Si ahora los priistas la quieren, la querrán mucho más en el último año, porque empatará el final de la Legislatura con el año de la elección presidencial, y la Mesa –el principal órgano de gobierno de la Cámara de Diputados— se volverá a convertir entonces en el instrumento de golpeteo político-electoral que suele ser en tiempos de elecciones federales, principalmente cuando se decide la Presidencia de la República.

No pasará mucho tiempo para saber el desenlace, porque o lo deciden hoy, martes 31, o se van, cuando mucho, al 5 de septiembre próximo, fecha límite para elegir nueva Mesa Directiva en San Lázaro. Y se verá, con claridad, qué le conviene más al PAN: si apoyar al PRD o alinearse al lado del PRI, que, no está por demás recordar, tiene con sus 258 votos (los del PVEM han sido suyos siempre) la decisión final de los presupuestos de ingresos y de egresos para 2011.
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