México

Tren parlamentario

Su majestad British Petroleum

Diputados y senadores pudieron comprobar ayer que el miedo es como el dinero: luego se da a notar. Y han reclamado al Gobierno de Felipe Calderón una pasividad y una tibieza que agravia a la República, luego de que a 15 días de que inició el derramamiento de petróleo en aguas estadounidenses del Golfo de México, no haya hecho ni dicho absolutamente nada para prevenir previsibles daños en territorio mexicano.  “Si México hubiera autorizado esta perforación”, clavó como una estaca el senador Silvano Aureoles Conejo, “en este momento ya tendríamos demandas internacionales”.  

Y punzaba el perredista otra vez a una asamblea que discutía con la mecha corta. “No perdamos de vista que no es la compañía que está explorando la única responsable. Hay un Gobierno que autorizó que se hiciera eso. Y no podemos permanecer impávidos a ver a qué hora nos va a afectar este derrame”.  

Y entonces pidió al pleno exhortar al Gobierno a que comience “a invocar los tratados internacionales y el derecho internacional para que también el Gobierno que autorizó esa perforación fallida y que está provocando este desastre (aludía, evidentemente, al Gobierno gringo), sea corresponsable en los daños que se puedan presentar”.  

Otro perredista, el senador Pablo Gómez Álvarez, hacía un turno de oratoria donde conjeturó sobre uno de los posibles motivos por los cuales Felipe Calderón se ha estado haciendo el tiololo estos días: “Me parece”, dijo Pablo Gómez, “que la actitud tibia del Gobierno mexicano frente a esta catástrofe se debe a que es justamente la British Petroleum la principal compañía extranjera que está tratando de hacer contratos con Pemex para exploraciones y perforaciones productivas de crudo en los fondos marinos que le pertenecen a México en el Golfo de México”.  

Fustigaba: “¿Qué va a pasar con la prisa que dicen los directores de Pemex que tienen para llevar a cabo ese proyecto?”

La catástrofe ecológica provocada por British Petroleum acaba de demostrar al mundo lo incierto que es una perforación marina más allá de los dos mil metros de profundidad, así discernía Pablo, que además advertía: “No necesito recordarles a qué presiones se trabaja en esas profundidades y cómo todos los equipos son especialmente vulnerables y con cualquier cosa que no funcione todo el proyecto puede generar situaciones como éstas”.  

Y entonces apostilló: “Estos son elementos que también hay que tomar en cuenta, justo porque British es la principal compañía interesada en contratar en este momento con Petróleos Mexicanos, para que luego nos salgan con que la culpa no es de ellos, sino de unos subcontratistas… Es una buena pregunta que habría que hacer”.  

Miércoles 6 de mayo de 2010. El pleno de la Comisión Permanente discutía dos puntos de acuerdo —uno del PT; otro, del PAN— relacionados con el hundimiento de la plataforma petrolera Deepwater Horizon en el Golfo de México, el 22 de abril reciente, propiedad de British Petroleum, la multinacional petrolera que también quiere perforar pozos marinos para extracción de crudo en el mismo Golfo, pero del lado mexicano.


“Se calcula que es el mayor desastre petrolero en los últimos años”, abrió el tema en la tribuna de Xicoténcatl Ricardo Monreal Ávila, el senador petista que, en un punto de acuerdo, propuso al pleno exhortar con urgencia a Calderón que ordenase pero ya un estudio exhaustivo del “posible daño provocado al medio ambiente y a los ecosistemas de nuestro país”; otro estudio exhaustivo sobre los daños y perjuicios a la pesca nacional, y a tender una línea de comunicación permanente con el Gobierno estadounidense y con la misma British Petroleum para que vayan informando sobre el posible daño al medio ambiente de México.  

Monreal agregó: “Hoy en día se calcula que la mancha del petróleo abarca ya un área de mil 600 kilómetros cuadrados, y ésta se encuentra dirigiéndose hacia el Este, ubicándose a 14 kilómetros de las costas de Louisiana, donde se espera la marea negra provocada por este accidente. Y se espera que el área de afectación también abarque costas del Mississippi y de Alabama”.  

El PAN, en voz del diputado Saúl Castillo Andrade, intentó enarbolar la preocupación sobre el caso, que en México ya contrasta con la pasividad del Gobierno mexicano. “Creemos que México”, dijo Castillo, “no debe quedar como espectador, pues aunque el derrame de petróleo no fue en territorio nacional debemos prever cualquier situación que pudiese afectar nuestros ecosistemas y la salud y bienestar de los mexicanos, por lo que se debe diseñar una estrategia para contrarrestar los impactos”.  

E incluso, el panista se puso a describir los daños, cuando llegasen: Afectará no sólo a Estados Unidos sino a toda la comunidad global (…) El daño a los ecosistemas se genera por la formación de una película impermeable sobre el agua en las zonas de derrame de petróleo, lo que obstaculizará el intercambio de oxígeno y bióxido de carbono ; impedirá el paso de la luz solar, lo que interrumpirá el proceso de fotosíntesis de la flora marina

Seguía el panista: La capa viscosa de petróleo cubrirá a los seres vivos, tales como organismos acuáticos, aves, mamíferos… afectando su aislamiento térmico, su capacidad para flotar y sus funciones de respiración, pudiéndoles generar la muerte. Además, los componentes más densos de petróleo se hundirán en el fondo del mar con efectos catastróficos para la vida, y su impacto negativo perdurará por más de una década…  Al final, proponía su punto de acuerdo, similar al de Monreal. Y ambos eran votados con urgencia y aprobatoriamente.
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