México

Tren parlamentario

¿Quién mueve la agenda?

Con el sesionar de ayer y las comparecencias de dos secretarios del gabinete presidencial en la Cámara de Diputados, mas la titular de Turismo en el Senado, el Congreso mexicano ha dado una muestra inobjetable de que el Ejecutivo federal sigue perturbándole su función de control político mediante la manipulación de la agenda legislativa.  

La información es la materia prima con que trabaja el Poder Legislativo, ciertamente. Y su entrega a diputados y senadores es lo que motiva los llamados a comparecer en comisiones que hacen éstos a los hombres del Presidente. Y van y se presentan, como ha sucedido este miércoles de galopante trajinar en las dos Cámaras federales.

Pero, ¿realmente informan al Congreso de la Unión los convocados a comparecer? Es una pregunta que, los años recientes, ha remitido a diputados y senadores hacia la frustración, pues común ha sido que el Ejecutivo federal envíe a las comparecencias por montón o en manada. O sea, a más de un secretario, como sucedió este miércoles, y en momentos apretadísimos de la agenda legislativa. Recuérdese que el Legislativo está a tiro de piedra de que termine el segundo periodo ordinario de sesiones del primer año de la LXI Legislatura.

En el Senado de la República, a la hora en que comparecía la titular de la Secretaría de Turismo, era celebrado un foro en Xicoténcatl sobre los Acuerdos de San Andrés Larráinzar, a donde voces como la de don Juventino Castro y Castro —diputado federal del PRD y antiguo ministro de la Suprema Corte de Justicia de la Nación— ya decían que los acuerdos de aquellos fueron basamentados sobre una reforma constitucional que mal enfocó los conceptos de autonomía. Y proponía el histórico constitucionalista metido a diputado federal a sus 92 años, “revivir los Acuerdos de San Andrés Larráinzar en su espíritu”.

¿Y qué decía la encargada del despacho presidencial de Turismo? Tantas argumentaciones como, en San Lázaro, a esa misma hora, expresaban en dos comisiones ordinarias distintas los secretarios de Educación Pública y de Economía.

Verbigracia: El de la SEP, Alonso Lujambio, se internaba por ese sendero abierto recientemente por San Lázaro donde la obesidad de millones de escolapios de educación básica se ha topado con multinacionales como la de la cocacola, y empresas como la de barcel y bimbo. Y, aupado sobre la ironía, Lujambio maniobraba diciendo que atenderá las nuevas exigencias jurídicas impuestas por los diputados. Pero… su compromiso se recargaba muy rápidamente sobre un contra argumento: “Consideramos que cuatro horas y media de jornada escolar; si se reduce media hora de recreo quedan cuatro horas; si se reduce media hora, quedan tres horas y media. La secretaría ha dicho responsablemente que tres horas y media no son suficientes para desahogar los planes y programas”.

Era el tema de la educación para irse despacito y deshebrando dato por dato; argumentación por argumentación. Pero ahí estaba ya también, en otro salón, el secretario de Economía, Gerardo Ruiz Mateos, quien comparecía ante las Comisiones de Agricultura y Ganadería.

Obviamente, los diputados integrantes de estas dos se fueron por el tema del campo. Le exigían, de entrada, que detenga las importaciones de azúcar provenientes de Guatemala, Nicaragua, Venezuela y Brasil. Le pedían que definitiva y contundentemente el Gobierno federal detenga ya las exportaciones de cárnicos, aun contrabandeadas a través de las grandes rendijas que ha abierto la purulenta corrupción de las aduanas. Le pidieron también es hora de que el Gobierno publique las normas de elaboración de yogures, quesos y leches. La ausencia de normas de este tipo —que, por cierto, ya los diputados todos pidieron desde hace meses, en exhortos, al Ejecutivo que las publique e imponga— han provocado grandes pérdidas a productores mexicanos, porque se han enfrentado éstos a una competencia desleal.

Ruiz Mateos a todo dijo que sí. Pero, como suele ocurrir en estos intercambios de legisladores y hombres del Ejecutivo actual, no queda amarrado el cuándo.

San Lázaro claro que contribuía con las apreturas de la agenda legislativa. Sesionó de manera ordinaria este miércoles ante la cercanía del final del segundo periodo.

Y como corolario de una agenda legislativa atiborrada de actividades, la Comisión de Presupuesto de la Cámara de Diputados dictaminó la Cuenta Pública de 2002.

Corolario, porque sencillamente ha sido éste un tema atrasadísimo, y muestra clara de que la Cámara no puede en realidad cumplir su función de contrapeso como la República lo necesita y quisiera.

Han revisado el ejercicio del gasto que la administración de Vicente Fox hizo hace ocho años. Y de ese dictamen ha arrojado el siguiente datos: hubo entonces irregularidades en el accionar del Presupuesto de Egresos por 77 mil 682.8 millones de pesos. No hay ley en México que alcance a tocar a Fox. Este miércoles, cargadísimo de actividades, ha sido al final de cuentas un ejemplo de ineficiencia e ineficacia, desde la óptica de la función de control político. En la sesión ordinaria, una condena a Arizona, unánime, recomponía en algo la figura desgastada que ayer mostraba San Lázaro.
Síguenos en

Temas

Sigue navegando