México

Tren parlamentario

La cuestión sindical

Bajaba el Gobierno federal por la pendiente. La misma por donde, en el otro extremo,  ha comenzado a subir el Sindicato Mexicano de Electricistas. Súbitamente se han encontrado a mitad de ese camino pedregoso.  
Este viernes, durante la instalación de la Comisión  Especial de Seguimiento al caso del Sindicato Mexicano de Electricistas (SME),  en San Lázaro, una y otra posición chocó, a pesar de que se mostraban con el rostro de quienes sienten satisfacción por el grado de interlocución conseguido.

“El Gobierno de la República”, decía el subsecretario de Gobernación Roberto Gil, “está convencido de que las soluciones no deben limitarse a los tribunales, sino a encontrar espacios de solución política”.

Hacía un instante, el diputado federal del PT Gerardo Fernández Noroña había reconocido la interlocución a la que se prestaba el Gobierno federal, en voz de Gil, que hace dos semanas fungía aquí, en San Lázaro, como vicecoordinador del área política del grupo parlamentario del PAN.  

Pero no dejaba pasar la oportunidad de descalificar al “gobierno de facto del usurpador”. “Pero esto ya es una ventaja”, admitía el petista. Y revelaba entonces que a Martín Esparza, el líder del SME,  “le acaba de girar la Procuraduría General de la República una nueva orden de aprehensión… Y se siguen acumulando las traiciones”.  

Y apostillaba que los casos del SME y Cananea  “son dos conflictos muy delicados, que si se salen de las manos generarán un conflicto social muy serio, de una irritación social muy grande”.

Había dicho a Gil que es “imperioso el oficio político”. Y le advertía que se saldría de las manos el conflicto si el Gobierno federal utiliza la Semana Santa para enfrentar al SME con el uso de la fuerza.

Gerardo Fernández Noroña planteó: Que se comprometan a no usar la fuerza pública, y que la Comisión Federal de Electricidad absorba a esa base  de trabajadores; no utilizar las órdenes de aprehensión para pretender descabezar al SME de sus dirigentes, y de una vez por todas cerrar este capítulo.

Era la creación formal de la Comisión de marras, integrada por los siguientes diputados: Amador Ruiz Estrada (PRI), Rodolfo Lara (PRD), Isaías González (PRI), Armando Neyra (PRI), Tereso Medina (PRI), Armando Báez (PRI), Leobardo Soto (PRI), Francisco Hernández Juárez (PRD), Porfirio Muñoz Ledo (PT),  Gerardo Fernández Noroña (PT), Gerardo de los Cobos (PAN), Pablo Rodríguez (PAN) y Carlos Pérez Cuevas (PAN).
 
Reunión a partir de las seis y media de la tarde. Roberto Gil, en su turno, intentó proyectar la imagen de un negociador. Pero las propuestas que llevaba casi le estallan en la bolsa. Colocó sus propuestas a partir del supuesto de que el SME ya no existe, y planteaba que la Secretaría de Economía (SE) recontratará a extrabajadores; ex trabajadores que ya reciben capacitación y apoyos mensuales. Y era entonces cuando hizo el llamado. “El llamado respetuoso al sector privado y a los gobiernos estatales  a que puedan concurrir en la contratación de los ex trabajadores”.

Y remachaba el ex diputado panista Roberto Gil: “Se tiene que resolver generando oportunidades de desarrollo para los ex trabajadores y sus familias”.

Demasiado para Fernández Noroña. Pidió la palabra con prontitud. “Yo comenté hace un momento que no tenía ánimo de debatir; pero está complicado”. E ironizaba: “Dicen en mi rancho que mal comienza la semana quien ahorcarán en lunes”.

Aludía directamente al posicionamiento Roberto Gil: “La primera parte del discurso del subsecretario del gobierno de facto es muy positiva; pero luego, cuando nos plantea las decisiones del Gobierno, dan ganas de aventarse por la ventana”.

Se refería a los planteamientos que hubo hecho Gil, de que los trabajadores crearan empresas. “Primero los descalifican y los mandan a la calle, cuando tienen una altísima calificación”, decía, “y luego se las reconocen”.

Y reiteraba entonces Noroña: “Como lo habían ofrecido ya, que sean incorporados a la CFE”.
Rafael Merino, representante de Hernández Juárez,  había terciado también: “La solución que ofrece el Gobierno federal, de tercerizar, es algo que no está dentro del esquema de los propios trabajadores. Es inaceptable porque viene implícito la desaparición del sindicato”.

El diputado panista Gerardo de los Cobos  quiso apagar a Merino, por su condición de invitado y no de diputado. Pero el que presidía, Amador Monroy Estrada, lo atajó: “Quedamos en que esta no era una reunión formal, y quedamos en que también se la íbamos a conceder (la palabra). Hay que ser un poquito más flexible”.  

Concluía entonces la reunión.  La importancia estribaba en que el Gobierno federal concedía al SME su condición de interlocutor. Pero se presentaba el Ejecutivo federal a una negociación con la arrogancia agazapada en el rostro sonriente de Roberto Gil.  Los del SME, en voz de Fernández Noroña, extendía la solución: incorporar al SME a la Compañía Federal de Electricidad, y que para ello, decían, estarían dispuestos a convivir con el Suterm, aquel otro sindicato de electricistas, cuya relación no es otra que con la CFE.
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