México

Tren Parlamentario

Los diputados Zavaleta y Huerta

En paralelo a las lamentaciones y las condolencias por el fallecimiento de dos diputados federales de Acción Nacional, en un avionetazo acaecido el viernes en Huatulco, viajaba  por pasillos y patios de San Lázaro y Xicoténcatl la incertidumbre, mordiendo con las quijadas de la duda los calcañales de casi todos.

José Guillermo Zavaleta Rojas –un panista muy joven, nacido en la capital oaxaqueña el 19 de marzo de 1976–  fue, hasta ayer a las once y veinticinco de la mañana, el único diputado federal que el PAN tenía por Oaxaca. Y junto con él murió el también diputado federal panista Juan Huerta Montero, oriundo de San Luis de la Paz, Guanajuato, y otros tres panistas oaxaqueños, dos de ellos, los presidentes municipales de Juquila y Huatulco.

Zavaleta inició la LXI Legislatura tumbando caña. Y vaya que la tumbó.  Él, junto con diputadas como la perredista Juana Arcelia Cruz, se echó en ristre desde aquel septiembre (el primer mes de la LXI Legislatura) la causa, para su partido político, de acabar con el régimen priista en el Estado de Oaxaca.  

Fue un diputado recalcitrante en su lucha por vencer al PRI, que en Oaxaca no había perdido nunca. Y su obstinación llegó al extremo de  padecer agresiones de algunas diputadas priistas, que lo enfrentaron una vez con mentadas de madre y empellones. Y ni modo que lo nieguen. La televisión lo pasó una y otra vez al aire.

Por el PAN, Zavaleta y Javier Corral Jurado se constituyeron en  dos voces importantes desde el Congreso que ese partido tuvo durante la campaña electoral por la gubernatura de Oaxaca, que a la postre ganó Gabino Cué.

Ayer, en el pasillerío de San Lázaro, surgió la versión de que Zavaleta estaba en la lista de quienes Gabino quería que participaran en su gabinete de mandatario. Y se decía también que era el diputado de marras uno de los candidatos fuertes, por parte del panismo, para alcanzar la Secretaría de Gobierno del próximo Gobierno oaxaqueño.

Nadie, en el terreno de las formalidades, se atrevió a expresar un solo comentario sobre el siniestro, más allá de las causas de fallos técnicos y naturales derivados del clima convulsionado que se vive en Oaxaca desde hace varios días.  

Pero inevitable fue la relación de dos pensamientos (Uno: el posicionamiento crítico que el finado tuvo ante el Gobierno de Ulises Ruiz, y, dos, la actitud a todas luces hostil que el régimen priísta oaxaqueño ha sostenido desde siempre en contra de sus opositores), del que se ha generado un tercer pensamiento que indefectiblemente lleva a la duda de si realmente lo que sucedió fue producto de un problema técnico.  

Nadie ayer en San Lázaro hizo mención formal de la Procuraduría General de la República, como opción investigativa del siniestro. Pero en el pasillerío, gente del PAN avisoraba tal posibilidad.

Sobre todo, si en Oaxaca, en los días subsiguientes, las autoridades judiciales dejan entrever  la inquietud de dictaminar a priori, a ultranza, que fue un desperfecto técnico la causa de la caída de la avioneta, sin antes haber investigado dando satisfacciones a todos desde el sentido común. Por supuesto, la desconfianza se pasea por los pasillos.

Y máxime tratándose de Oaxaca, a donde aún gobierna un mandatario terriblemente cuestionado, como lo está Ulises Ruiz.

Zavaleta Rojas estaba metido en el ojo del huracán que se acaba de cargar políticamente al PRI de Ulises Ruiz. Este 1 de septiembre, cuando sesionó el Congreso General, Zavaleta declaró lo siguiente: “El PRI busca ganar pervirtiendo a las instituciones estatales electorales y torciendo la ley en la materia, lo que no pudo ganar en las urnas”. Esto, en alusión al fallo del Tribunal Estatal Electoral de entregarle una diputación plurinominal al PVEM, “robándosela” al PAN.

Añadió: “La mediocridad y el servilismo al PRI de la autoridad electoral estatal aún sigue vigente en Oaxaca, a pesar que el 4 de julio los ciudadanos optaron por un nuevo sistema de Gobierno”.

Zavaleta siguió: “Manipulando las leyes electorales y a sus funcionarios electorales corruptos piensa el PRI que cambiará la voluntad ciudadana y que recuperará el gobierno del estado y la mayoría del Congreso local, lo cual es ridículo y sólo exhibe la política mediocre que acostumbraba a hacer en Oaxaca”.

Hace seis años, había insistido Zavaleta Rojas este 1 de septiembre, “el PRI intentó hacer una acción similar con su persona (se refería a él mismo) con la diputación plurinominal que había obtenido, también enn una coalición de partidos contrario al PRI, en donde ese partido perdió varias diputaciones de mayoría y quería tener una sobrerrepresentación, por lo que tuvo que recurrir al Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación para que se respetara el voto ciudadano”.

Apostillaba Zavaleta este 1 de septiembre: “Es un gran cinismo el del PVEM, que no le importa ser un apéndice del PRI con tal de tener un espacio que no le corresponde en el Congreso del Estado y cuando ya ni oficinas estatales tiene. Si el PRI quiere que el partido verde tenga una diputación pues que quite a uno de sus diputados, al fin que ambos responden a los mismos intereses”.

Tendrán que ser los investigadores del caso lo suficientemente pulcros para que estas muertes que muchos lamentan en San Lázaro y Xicoténcatl no se vayan a convertir en otro de los leños que, allá por Oaxaca, ya tienen algunos de sobra en la lumbre. Por lo pronto las versión que hasta ayer había era que la aeronave se quedó sin gasolina.
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