México

Tren Parlamentario

Seguridad Nacional, el tema

Doce presidentes de comisiones ordinarias y la plana mayor de la Cámara de Diputados encendieron ayer los hornos legislativos de San Lázaro y formalizaron el anuncio de un periodo extraordinario de sesiones, cuya máxima dedicatoria estará en la conclusión de la Ley de Seguridad Nacional, la Ley Antisecuestro y la Ley de Derechos Humanos.
La tríada anterior sobresale en medio de un manojo de 18 posibles dictámenes, que desde diversas comisiones ordinarias estarían dispuestos a ser convertidos en la materia prima del extraordinario en ciernes.

La fecha de su celebración bailoteaba ayer sobre los ánimos encontrados de los grupos parlamentarios. El PRI, en voz de su coordinador, Francisco Rojas Gutiérrez, ha estado reiterando que antes de fijar el día y la hora tendrá que haber dictámenes. Y para que haya dictámenes, las 44 comisiones ordinarias de San Lázaro tendrán que reunirse y trabajar y proponer.

De finales de junio --más allá de las formalidades-- han dicho priístas y perredistas que puede ser la fecha del periodo extraordinario. Y ha coincidido este salir súbito de los que capitanean la Cámara de Diputados, con ese conjunto de sucesos que no paran en la Frontera Norte del país. Sucesos relacionados, indefectiblemente, con la migración y el narcotráfico.

En el Senado, ayer, legisladores criticaron con vehemencia la extorsión que han estado padeciendo empresarios por parte de bandas de forajidos ya en todo el país, aunque de modo especial en las ciudades fronterizas.

Fernando Castro, del PRI, instó al Gobierno federal a que sea más “inteligente” para combatir a los cárteles de la droga. Y coincidía con lo que, hacía un momento, en conferencia, había dicho también sobre el tema el perredista Tomás Torres Mercado: “Se está creando un Estado sobre el Estado real mexicano”, en el que ahora son los delincuentes los que disputan la recaudación a la Secretaría de Hacienda.
Torres subrayó: “Es muy grave el hecho. Ante la falta de Gobierno hay que relevar entonces a los gobiernos. Y rezarle a Dios”.

Los dos senadores fueron particularmente críticos contra un Gobierno que pide al Congreso nuevas leyes, pero no usa las que ya tiene como herramientas de combate al crimen organizado. Es el caso de la Ley de Extinción de Dominio, decía Torres, que no se utiliza y siguen en cambio pasando los delincuentes ante las barbas de los encargados de garantizar la paz.

El aviso del presidente de Estados Unidos, Barack Obama, de que llegarán a la frontera con México mil 200 soldados de la Guardia Nacional estadounidense, insufló en San Lázaro dos posicionamientos.

La presencia de soldados gringos en la línea fronteriza podría contribuir, en el corto plazo, a detener a los narcotraficantes, pero también a los que emigran hacia ese país, lo que no está del todo cuestionable si evitan muertes en el desierto de personas que se avientan al cruce de una frontera que literalmente arde en junio a más de 50 grados centígrados.

El aviso de Obama ha sido tomado en el Congreso como el silbatazo del inicio de la segunda etapa del Plan Mérida.

Hay una conjetura que provoca incertidumbre aquí, en los territorios del Congreso mexicano: las tropas de Estados Unidos podrían comenzar a tener un protagonismo a tal grado que, de repente, sean vistas en territorio mexicano en lo que es la franja fronteriza. Y esto sí escuece a tirios y troyanos.

Y escuece doble porque estos días han sido inéditos en la historia contemporánea de México, respecto de la debilidad manifiesta que ha demostrado tener el actual régimen a cuya cabeza está Felipe Calderón Hinojosa.

Un régimen que no ha podido siquiera aplicar leyes como la de Extinción de Dominio. Y, tampoco, combatir el blanqueo de dinero de los narcotraficantes, que hacen fiesta por todo el país como las ratas en la casa cuando no hay gato. Un régimen, además, que ha demostrado una docilidad infame hacia los Estados Unidos.

Verbigracia: la Secretaría de Relaciones Exteriores dijo ayer que México no participará en el boicot comercial contra Arizona, arguyendo que nuestro país es respetuoso del libre comercio.

Porfirio Muñoz Ledo, presidente de la Comisión de Relaciones Exteriores de la Cámara de Diputados respingó, diciendo: “En primer lugar el libre comercio no es un principio de la política exterior mexicana. Segundo, es obvio que aquí hay un problema de dos niveles: Uno: Nos estamos equivocando si concentramos sólo la atención en Arizona, porque hay 15 estados de la Unión americana que están preparando leyes semejantes. Dos: La obligacoón en materia de tratados de derechos humanos es del Estado Nacional (el Gobierno federal a cargo de Obama) y no de los componente de un Estado Nacional”.

Ejemplificó: Cuando México obtuvo de la Corte de Justicia Internacional en el caso Avena, que se obligara al Estado de Texas a rehacer el procedimiento criminal contra un ciudadano de origen mexicano, el gobernador de Texas se negó y dijo que Texas no había firmado ningún tratado. Entonces Bush le envió una comunicación para decirle que lo cumpliera”.

Porfirio es embajador de carrera. Es su tema. Y siguió: “Insisto, el problema es federal, las leyes migratorias no son locales, ese es el primer punto, son federales, está aprobada la inconstitucionalidad de esa Ley. Es como si Sonora por su lado, Chiapas por el suyo, Quintana Roo por el suyo, Tamaulipas, Nuevo León o Coahuila, dictarán leyes en materia de migración o Veracruz que es costero o Sinaloa, eso sería un absurdo, entonces la pelota está en la Casa Blanca, discúlpenme, y en la Corte de los Estados Unidos.”

Quedaba en el Congreso mexicano el regusto amargo de saber que el régimen ya no puede dar más demostraciones de debilidad porque de plano está en el suelo. Y en este contexto era anunciado el periodo extraordinario de sesiones, cuyo punto toral no será otro que la Ley de Seguridad Nacional, a donde será discutida la función del Ejército Mexicano en estos tiempos de atmósferas incendiadas.
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