México

Tren Parlamentario

México ha sabido de asesinatos terribles en estos tiempos

“Están doblando por todos nosotros”  México ha sabido de asesinatos terribles en estos tiempos, pero el acaecido en Tabasco fue tan traicionero, tan cobarde, tan sin nombre, que su noticia chicoteaba ayer en los territorios del Congreso de la Unión como chicotea una serpiente de cascabel enloquecida a mitad del camino.

¿Por quién doblan las campanas? Y la respuesta tan pronta como el rayo: “Las campanas no doblan hoy por la familia de Melquisedec; están doblando por todos nosotros”. 

La mamá, la hermana, un hermano y la tía del marino que murió en Cuernavaca, el 16 reciente, enfrentando al poderoso capo del narcotráfico Arturo Beltrán Leyva, acababan de ser asesinados por un grupo de sicarios de la peor ralea. 

Martes 22 de diciembre de 2009. La Ciudad de México era azotada por un viento helado desde hacía dos días.  Súbitamente, un viento tan helado como el de afuera mordía la sesión de la Comisión Permanente. Fue inevitable entonces la pregunta lacerante: ¿Por quién doblan las campanas? 

“Esta Soberanía __se posicionó el Poder Legislativo mexicano__ repudia los hechos de violencia y reitera su confianza en las instituciones de la República para salvaguardar el Estado de Derecho y condiciones de seguridad y justicia para todos los mexicanos. Asimismo, exhortamos a las autoridades correspondientes a que se deslinden las responsabilidades del caso y se castigue a los responsables de tan artero crimen”.

 Unánime reacción.  Tirios y troyanos cerraron entonces filas y flancos. “El Estado mexicano no tiene por qué recular”.  Pero también se iban los legisladores todos por ese mismo sendero donde la gente de a pie ha estado desde hace un buen rato esperando respuestas. 

Fue Jorge Carlos Ramírez Marín a posicionarse, en la tribuna, en  nombre del PRI. “Tal parece que estamos entrando a una carrera de horror, donde todos los días vemos algo más horrorizante, más espeluznante. Tal parece que no sólo enfrentamos a las fuerzas del crimen organizado, sino a las fuerzas de una maldad que no conoce límites”. 

Y entonces Ramírez Marín decía y se preguntaba: “La pregunta obligada para quienes formamos parte de los poderes del Estado es ¿quién?, ¿cómo?, ¿cuándo tiene que ponerle límites?”

El priista discernía entonces que hoy, “más que nunca”, se necesita saber “cuáles son las razones por las que el Ejército y la Marina  realizan acciones en determinadas áreas más allá del ámbito en el que normalmente hemos visto su comportamiento”. 

En esa atmósfera de ventisca, el priísta, con su comentario, recogía en realidad la pregunta que todos se hacen: ¿Por qué la Marina y no el Ejército?  Y preguntaba también cuál es la relación de México con las agencias internacionales, en alusión a la CIA, a la DEA, “y qué compromisos estamos asumiendo”.

 Y entonces dijo: “Si no queremos que hechos como los ocurridos en Tabasco se repitan, tenemos que recordar aquella frase de Hemingway: las campanas no doblan hoy por la familia de Melquisedec; están doblando por todos nosotros”. 

Pero el priista también advertía: “El que piense que esta lucha es sólo del Gobierno está equivocado, y el que piense que esta lucha terminará con la captura de un solo personaje, está equivocado. Y el que piense que tenemos un momento para titubear, un momento para ceder, está equivocado”. 

Por el PRD habló la diputada Teresa Incháustegui Romero.  “Esta táctica del Gobierno federal de atacar solamente las redes humanas del crimen organizado y no desarticular las estructuras económicas de tales empresas, es fallida”. Y apostillaba: “No basta con exhibir y con capturar o con ejecutar a las cabezas principales de estas organizaciones, porque las empresas no se terminan, (con el hecho) de que se aprehendan a los ejecutivos de éstas”. 

Acción Nacional habló en la voz del diputado Carlos Pérez Cuevas. “Hoy está en riesgo la seguridad de nuestros hijos, de nuestras familias, y por ello quiero pedir a la Comisión Permanente que hagamos el más amplio reconocimiento a las Fuerzas Armadas mexicanas por su labor solidaria y subsidiaria, supliendo algunas veces la labor que correspondería a las fuerzas policíacas”. 

El panista, hacía un segundo, había arengado: “Hoy es momento de unidad en torno a condenar enérgicamente estos hechos. Es momento de unidad, no de mezquindad, porque el combate a la delincuencia no admite tintes partidistas o de cualquier otro interés ajeno al bienestar de los mexicanos”.

 Turno del senador Eugenio Govea, del Partido de Convergencia: “Estamos enfrentando desafíos nuevos con soluciones viejas. La batalla, habrá que reconocerlo, está en su momento más álgido. Quiero señalar, a nombre del grupo parlamentario de Convergencia, la solidaridad con el presidente Calderón en este combate frontal al crimen organizado”. 

Pero también decía: “Hoy el crimen organizado ha penetrado a los órganos del Estado y por eso se hace necesario enfrentarlo con métodos diferentes”. 

El eco, sin embargo, de la expresión aquella del priista Jorge Carlos Ramírez Marín seguía metiéndose en el tuétano del Congreso de la Unión.
Síguenos en

Temas

Sigue navegando