México
Terrorismo: Torreón abandonada
Es la tercera ocasión en los últimos meses que sicarios disparan indiscriminadamente en contra de jóvenes
No es la primera vez. Es la tercera ocasión en los últimos meses que sicarios disparan indiscriminadamente en contra de jóvenes que estaban reunidos divirtiéndose en algún lugar de Torreón.
La primera fue la madrugada del 31 de enero, cuando un comando atacó varios bares, entre ellos El Ferrie, dejando 10 muertos y 15 heridos. La madrugada del 15 de mayo nuevamente un comando atacó un bar, esta vez Las Juanas, dejando un saldo de ocho muertos y 19 heridos. Los testimonios en todos estos casos concuerdan: los atacantes no buscan acabar con la vida de nadie en concreto, sino provocar la mayor cantidad posible de muertes. A eso se le llama en cualquier parte del mundo: terrorismo. El estallido del coche-bomba en Ciudad Juárez el pasado jueves no es el primer ni único caso en donde la intención de provocar muertes y de aterrorizar está presente.
Sin embargo, hay algo especial en el caso de Torreón, y es que a diferencia de cuando algo ocurre en Ciudad Juárez, cuando es en Torreón la Federación no reacciona, no declara, no se moviliza. Coincidió que la masacre en el bar El Ferrie ocurrió la misma noche en que unos sicarios mataron a los jóvenes de Villas de Salvarcar en Ciudad Juárez. Desde Japón —cómo olvidarlo— el Presidente dijo que había sido un pleito entre pandillas. Se equivocó y luego lo reconocería, pero al menos dijo algo. De los muertos de Torreón, nada. Su desafortunada declaración provocó su viaje a Ciudad Juárez y que escuchara a sus habitantes. A la hora en que escribo estas líneas, el presidente municipal de Torreón, Eduardo Olmos, no ha recibido una llamada de algún miembro del Gobierno federal para preguntar o inquietarse por la masacre de ayer, y mucho menos para poner a disposición de la ciudad ayuda y refuerzos federales. Es más, en lo que va de su mandato y luego de tres masacres de jóvenes, la liquidación de toda la Policía Municipal, el cierre de la Central de Abastos durante dos días por inseguridad, la desaparición documentada de al menos 36 personas, nunca ha recibido una llamada de algún funcionario del Gobierno federal.
Por lo pronto, Torreón se defiende con 450 policías preventivos, cuando el mínimo que requiere es 750, con 200 policías estatales y con la ayuda de entre 150 y 200 soldados. Muchos de los cuales, por supuesto, no se sabe para quién trabajan. La Policía federal, por su parte, tiene destacamentados a cinco policías de caminos por turno, nada más.
¿Cómo se toman estas decisiones? ¿Quién decidió abandonar Torreón?
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