México

Tempestades

La crisis económica no cede, la educación pública es un desastre, la violencia es rampante, la pobreza extrema avanza y la inacción de la clase política adquiere visos de perennidad, es decir, de continuidad incesable

La crisis económica no cede, la educación pública es un desastre, la violencia es rampante, la pobreza extrema avanza y la inacción de la clase política adquiere visos de perennidad, es decir, de continuidad incesable.

Y, en este contexto, mientras nos enteramos de los niveles de drogadicción y alcoholismo ahora además en niños, jóvenes y mujeres; mientras conocemos los datos de la mortalidad materna en Jalisco (la más alta del país); mientras continuamos testificando la opulencia de la clase política, y tantas y tantas malas y pésimas noticias, nosotros nos vamos de “puente” y el secretario de Educación, Alonso Lujambio, convoca a los mexicanos a compartir, o por lo menos a leer, las historias de la Revolución contadas por las familias.

Podría convocar, para variar, a que los mexicanos contemos nuestras historias actuales, las urgencias cotidianas, los abusos del poder, la falta de respuestas de los mal llamados servidores públicos, la falta de trabajo y de dinero, las decepciones de un día sí y otro también de la clase política por sus viajes dizque de trabajo, sus vacaciones, sus sueldos, sus prestaciones y su escaso y poco efectivo trabajo, tan escaso y tan ineficiente que no pinta, mucho menos alimenta la esperanza.

Hay un viejo dicho conocido por todos sin duda alguna, que aplica a la perfección: “Estás viendo la tempestad y no te hincas”. La verdad yo no sé, por más que le doy vueltas y vueltas al asunto, a qué se atiene la clase política que no modifica ni un ápice esa conducta reprobable que la sociedad rechaza de muchas formas.

Después del “puente” larguísimo e inesperado, que hasta donde yo sé nadie de la sociedad pidió o exigió, siguen los días de asueto en las escuelas: el 10 de mayo porque las maestras también son mamás o tienen mamá, y el viernes 14 porque el 15, que es el Día del Maestro, cae en sábado y pues no es igual, hay que tomar un día hábil para que se sienta, y con goce de sueldo por supuesto, y la consabida y sempiterna negociación de su incremento salarial y en prestaciones.

¡Qué bien! Síganle… Porque tampoco sé de maestros que estén pidiendo y pidiendo esos descansos, de hecho, sé que a muchos les molesta porque se rompe el ritmo en la enseñanza y aplicación de los programas; son esas decisiones de las dirigencias sindicales con las que creen que tienen contento al magisterio, claro que los alumnos y mucho menos los padres de familia somos importantes o siquiera considerados, ya no se diga la realidad del país y la tragedia de la educación en México.

No entiendo y no veo por dónde, no atino siquiera a especular qué es lo que pasa con nuestra clase política en Guadalajara, en Jalisco, en los demás estados, en México; en qué país viven o qué.

Mientras tanto, la tempestad se multiplica y arrecia.
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