México
Temas para reflexionar
Es inconcebible que en un país como el nuestro, con tanta carencias y desigualdades sociales que van desde la miseria absoluta a la opulencia más insultante
La revista Forbes lo ha ubicado como el hombre más rico del mundo. Muy por abajo de su enorme fortuna, hay también varios mexicanos que son señalados como favorecidos de las privatizaciones del ex presidente Salinas, el rostro insumergible de México. Todos los mencionados en la revista que husmea los aromas mundiales del dinero, casualmente han sido los favorecidos de los descomunales subsidios que el régimen de Calderón les otorga, merced al reconocimiento pleno que le identifica con la plutocracia de nuestro país. Los contrastes de nuestra lamentable realidad económica quedan plenamente evidenciados en la revista Forbes. A contrastes tales cabe agregar otras minucias: inseguridad preocupante, corrupción inextirpable, justicia inequitativa y simulación general del Estado de derecho que enturbia y degrada todas las relaciones sociales. Frente a 44% de mexicanos pobres, un puñado de nuestros ricos acumula 125 mil millones de dólares. En el actual 2011, las ganancias de la plutocracia mexicana subieron 127%... Es probable que la aspiración de los poseedores de tales cifras astronómicas de dinero sea la de ser de los más ricos del panteón... Sin embargo, “somos, al final de la jornada, polvo, ceniza, vanidad y... nada”.
Hoy en día, todos los políticos —con honrosas excepciones— conceden, claudican y recortan sus conciencias para ajustarlas al tamaño del cargo al que aspiran llegar.
Difícil es no ser pesimista en un entorno desolador como el nuestro. En todas las áreas el deterioro es evidente. La decadencia es un proceso dinámico; no se detiene con planes integrales ni discursos ni reuniones ni gesticulaciones. Avanza erosionando la vida pública y emponzoñando la vida privada.
El humor es el regalo que nos permite ir por la vida sin la pedantería de los solemnes, sin el agrio gesto de los amargados y sin la tristeza de los pobres diablos que no saben agradecer el milagro de cada día ni vivirlo con alegría y esperanza.
Gandhi, el gran guerrero pacifista, dijo que “amenazar con aplicar la ley del Talión, ojo por ojo y diente por diente, es amenaza cierta de que al final todos seremos ciegos”.
Síguenos en