México
¿Te vas, Basbaz?
Enrique Peña Nieto está por tomar una decisión que mandará muchas señales al mundo de la política
Para el gobernador del Estado de México, su procurador es un hombre limpio, decente, que ha sido eficaz en la resolución de asuntos, aplicado, interlocutor confiable del Gobierno federal en la guerra contra el crimen organizado, bien coordinado con su homólogo del Distrito Federal para los asuntos de la delincuencia metropolitana, confiable... pero desde marzo ha estado marcado nacionalmente por los tropiezos del caso mediática y políticamente más relevante de su gestión: el de la desaparición y muerte de la niña Paulette Gebara Farah.
Bazbaz se casó desde el inicio de la indagatoria con una hipótesis que fascinó al imaginario colectivo, que sedujo al morbo patrio, que hizo sentido a la inmensa mayoría de la población conforme se aglutinaban asombrosas declaraciones de Lizeth Farah y corrían historias sobre una familia dramáticamente disfuncional, pero una hipótesis que el procurador mexiquense no sostuvo al paso de las semanas: que Paulette había sido asesinada, muy seguramente por su madre, con alguna suerte de participación o complicidad de su padre.
El 31 de marzo, en conferencia de prensa horas después de haber hallado el cadáver de la niña, Alberto Bazbaz declaró que “yo no tengo duda que se trata de investigación de un delito de homicidio”, y echó mano de una psicóloga para retratar a la mamá como una señora perfectamente capaz de terminar con la vida de su hija. A 50 días de distancia ya no sostiene ese dicho. Una pifia, una pifia monumental a la vista, y en el corazón, de todo el país que además, ya no le cree nada.
Enrique Peña Nieto, puntero en las encuestas rumbo a 2012, tiene dos opciones: atender a la lógica del público y correr a Bazbaz, o mandar una señal de “soy poderoso y leal” y sostenerlo en el cargo; mostrarse vulnerado y complacer a la audiencia que reprueba la actuación del procurador, o exhibirse sobrado, mandón, poderoso y dejar claro que su popularidad le da para aguantar eso y más; mandar a su equipo una señal de que “para salvarme yo, te sacrifico a ti”, o de que “si te la juegas conmigo, yo aguanto vara por ti, aunque te estén comiendo los medios y la hayas regado”.
La determinación tendrá que ser valorada sobre todo por sus efectos político-electorales, por su impacto en las encuestas: tendrá una repercusión directa en la carrera por la Presidencia de México y será una radiografía del personaje que aspira a la “silla grande”.
Saciamorbos
Como se adelantó en estas “Historias de reportero” el 28 de abril.
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