México
¿También rompe con Calderón?
En el fondo Gómez Mont ‘‘mandó al diablo’’ la política de alianzas ordenada por el Presidente Calderón a ‘‘Don César’’
Fernando Gómez Mont a “Don César” para renunciar a su militancia en el
PAN, en realidad debió decir: “Don Felipe”. O si se quiere emplear el refranero popular; “Escucha César, para que entiendas Felipe”.
Y es que el secretario de Gobernación no rompió con el grupo de “Don César”, y tampoco con el PAN; en el fondo Gómez Mont “mandó al diablo” la política de alianzas ordenada por el Presidente Calderón a “Don César”. Por eso obliga la pregunta: ¿También rompe con Felipe Calderón?
Eso sólo lo sabe Gómez Mont. Pero lo que está a la vista de todos, es el extraordinario paralelismo entre el destape de Calderón en julio de 2004 —quien rompió con las decisiones presidenciales de Fox— y la renuncia del titular de Gobernación al PAN. ¿Calderón también reprenderá de manera pública a Gómez Mont? ¿Continuará como responsable de Gobernación?
Más allá de la resultante en la relación Calderón-Gómez Mont, lo cierto es que asistimos a la mayor crisis del PAN en sus tiempos de partido en el Gobierno. ¿Por qué? Porque el de Calderón en realidad es el primer gobierno de Acción Nacional —el de Fox nunca lo fue—, y porque la mancuerna Calderón-Gómez Mont era precisamente el “uno-dos” de una generación azul que no sólo lleva en las venas el espíritu fundacional del PAN, sino la carga histórica del apostolado opositor contra el PRI.
Así, cuando se rompe el consenso partidista, de proyecto y futuro entre “el uno y el dos” del Gobierno azul, y cuando el “número dos” decide “mandar al diablo” al número uno —por la conducción del partido y sus alianzas contranatura—, entonces asistimos a una fractura en el Gobierno y el PAN que empuja al partido a las 12 elecciones estatales, no sólo en calidad de derrotado, sino fracasado.
Es decir; el PAN de Nava y Calderón —sus alianzas y estrategias— terminan por convertirse en un partido censurado, reprobado, fracasado en su examen histórico de congruencia y doctrina, y que llegará a julio vacío, derrotado. Y con ello le habrá servido más al PRI que a su historia. Vale recordar que Felipe Calderón ganó la candidatura presidencial y la elección de 2006, en buena medida por su origen doctrinario y por el apoyo del panismo como el de Gómez Mont. ¿Quién va a votar hoy por el PAN?
Y las “razones que me veo obligado a no revelar por discreción profesional”, que esgrimió Gómez Mont en su carta de renuncia, son pura congruencia, ya que se trata de un político serio, de valores, principios y palabra. Todos saben que para amarrar alianzas con el PRI, comprometió su palabra a que el PAN no pactaría electoralmente con el PRD. Pero no le cumplieron ni Calderón ni “Don César”. Otro triunfo para el PRI.
El sentido común dice que la misiva dirigida por
Y es que el secretario de Gobernación no rompió con el grupo de “Don César”, y tampoco con el PAN; en el fondo Gómez Mont “mandó al diablo” la política de alianzas ordenada por el Presidente Calderón a “Don César”. Por eso obliga la pregunta: ¿También rompe con Felipe Calderón?
Eso sólo lo sabe Gómez Mont. Pero lo que está a la vista de todos, es el extraordinario paralelismo entre el destape de Calderón en julio de 2004 —quien rompió con las decisiones presidenciales de Fox— y la renuncia del titular de Gobernación al PAN. ¿Calderón también reprenderá de manera pública a Gómez Mont? ¿Continuará como responsable de Gobernación?
Más allá de la resultante en la relación Calderón-Gómez Mont, lo cierto es que asistimos a la mayor crisis del PAN en sus tiempos de partido en el Gobierno. ¿Por qué? Porque el de Calderón en realidad es el primer gobierno de Acción Nacional —el de Fox nunca lo fue—, y porque la mancuerna Calderón-Gómez Mont era precisamente el “uno-dos” de una generación azul que no sólo lleva en las venas el espíritu fundacional del PAN, sino la carga histórica del apostolado opositor contra el PRI.
Así, cuando se rompe el consenso partidista, de proyecto y futuro entre “el uno y el dos” del Gobierno azul, y cuando el “número dos” decide “mandar al diablo” al número uno —por la conducción del partido y sus alianzas contranatura—, entonces asistimos a una fractura en el Gobierno y el PAN que empuja al partido a las 12 elecciones estatales, no sólo en calidad de derrotado, sino fracasado.
Es decir; el PAN de Nava y Calderón —sus alianzas y estrategias— terminan por convertirse en un partido censurado, reprobado, fracasado en su examen histórico de congruencia y doctrina, y que llegará a julio vacío, derrotado. Y con ello le habrá servido más al PRI que a su historia. Vale recordar que Felipe Calderón ganó la candidatura presidencial y la elección de 2006, en buena medida por su origen doctrinario y por el apoyo del panismo como el de Gómez Mont. ¿Quién va a votar hoy por el PAN?
Y las “razones que me veo obligado a no revelar por discreción profesional”, que esgrimió Gómez Mont en su carta de renuncia, son pura congruencia, ya que se trata de un político serio, de valores, principios y palabra. Todos saben que para amarrar alianzas con el PRI, comprometió su palabra a que el PAN no pactaría electoralmente con el PRD. Pero no le cumplieron ni Calderón ni “Don César”. Otro triunfo para el PRI.
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