México
Socialización
El término está de moda y quiere decir someter a consideración de la sociedad proyectos impulsados por las administraciones públicas
Y las personas o entidades responsables, lo que hacen o deberían hacer se denomina gestión social.
Hace muchos años no era necesario. Con un Gobierno autoritario y una sociedad más bien apática, era fácil imponer obras y decisiones; pero ahora las cosas han cambiado y no precisamente por la alternancia partidista, sino por la intervención cada vez más activa de la ciudadanía, organizada y no.
El caso es que ahora, si los gobernantes no someten a consideración de la gente las obras que planean, lo más probable es que no prosperen, y no precisamente porque la sociedad en general y especialmente la afectada de manera directa no esté de acuerdo, sino porque, al no socializar, queda abierta la puerta a la partidización de los proyectos y, en ese contexto, es raro que no se “caigan”.
Me parece de lo más sencillo, pero a los gobernantes aquí en Jalisco, es evidente que no. Los ejemplos cunden, pero hay uno clásico: la Villa Panamericana en el Parque Morelos. ¿Qué pasó? Pues que se empezó a trabajar con casi total sigilo desde el Ayuntamiento de Guadalajara en la administración de Alfonso Petersen.
Por supuesto, no faltó quien, desde adentro, filtrara el asunto a algún medio de comunicación; y como el proyecto no se había socializado de manera suficiente y adecuada, pues al cabo de un buen tiempo (sobre todo por la terquedad de la Presidencia municipal y varios asesores) se “cayó” irremediablemente. Esto sin considerar, en este caso, el factor Vázquez Raña.
En general ha pasado con varios inmuebles necesarios para los Juegos Panamericanos 2011 y pinta para que el túnel de la Minerva corra con la misma suerte.
Y podríamos pensar: “Pues allá los alcaldes y el gobernador con sus proyectos”, pero el caso es que su falta de pericia en la gestión social nos está costando a todos.
Como la palabrita está de moda, ahora los dizque servidores públicos creen que con sólo incorporarla a su discurso es suficiente, pero no basta y las muestras ahí están. Nos ahorraríamos el desgaste, el despilfarro de tiempo y energía, por supuesto la pérdida de recursos en estudios y proyectos; y ganaríamos obras necesarias para la ciudad, si los administradores públicos se decidieran a hacer una gestión social auténtica, incluyente, que convocara y tomara en cuenta a toda la sociedad y a los representantes de los partidos políticos.
Si el político que está en el Gobierno lo hiciera y jalara de su lado a la gente mediante argumentos, convencimiento y los ajustes a los proyectos —producto de la intervención ciudadana—, los opositores pensarían dos veces antes de partidizar el asunto y luchar denodadamente por derribarlo, porque la sociedad, “dueña” ya del proyecto, reflejaría su inconformidad y su descontento en las urnas.
¿Por qué no lo ven?
Síguenos en