México
''Shampoo'' de cariño
A Calderón le reconocieron lo que difícilmente podría darse en el país
La visita de Calderón confirmó que difícilmente los encuentros entre presidentes ofrecen resultados. El Presidente pidió de nuevo que se frene el tránsito de armas, las mismas que arman a la delincuencia organizada, y Estados Unidos de nuevo hizo como que hace pero no hace. No se ve que tenga intención o quiera enfrentar directamente una industria que para ellos es al mismo tiempo importante y estratégica.
Con la migración pasa algo parecido. La historia de los encuentros entre presidentes y las reuniones interparlamentarias han tenido el tema como una constante. México lo pone en la mesa y Estados Unidos lo coloca en el cajón.
El presidente de Estados Unidos viene de una larga batalla para conseguir la aprobación de la reforma de salud. Los amarres para lograrlo lo dejaron con más deudas políticas de las que ya traía. Para Obama, la migración se mueve entre su convicción y la obligación de responder a una promesa de campaña, pero por lo pronto no va a pasar nada. Su mensaje a Calderón no ofrece dudas: “Nos faltan 60 votos”. No nos toman ni muy en cuenta ni muy en serio.
El enésimo ejemplo lo pusieron en la mesa los propios diputados mexicanos. Se están planteando la posibilidad de suspender la próxima interparlamentaria México-Estados Unidos, en Campeche, debido al bajo perfil de la delegación norteamericana. No es la primera ni será la última vez que esto suceda. No hay manera de cambiarles el chip, porque para ellos la vida empieza y termina en su país, a lo que se suma que nosotros nos ayudamos poco o nada. No nos toman muy en cuenta, a pesar de la escena en los jardines de la Casa Blanca para recibir al Presidente de México. Adolfo Aguilar tenía razón cuando hace años dijo en la Ibero que Estados Unidos no nos toma en serio y que somos su “patio trasero”, como ya lo había dicho Ronald Reagan.
No se ve que vayan a reducir el flujo de armas, no se ve que venga una reforma migratoria y no se ve que les preocupe la violencia en México, de no ser que los toque. Importa cuando aparecen trabajadores de uno de sus consulados asesinados, cuando un asesor en asuntos de seguridad es secuestrado, o cuando uno de sus turistas desaparece en el país. Al Presidente le habrá caído más que bien el “shampoo” de cariño, pero de ahí a que nos vayan a hacer caso hay un largo trecho.
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