México

Saramago: comunista libertario

Saramago vivió identificado con las causas humanas, sobre todo con las iberoamericanas, a las que estuvo estrechamente ligado toda su vida productiva, de ahí que en México y en prácticamente toda América Latina se le tenga considerado como un gran pensador

Intelectual de los “dial deveras”. De los que buscan ser congruentes en lo que dicen, escriben o sugieren, con sus actuaciones diarias, José Saramago murió en Lanzarote, isla del Archipiélago de las Canarias, a los 87 años de edad, el viernes 18 del presente, en el exilio auto-decretado en 1992, luego de haber dejado tras de sí el escándalo provocado con la publicación de “El Evangelio según Jesucristo”.

Se puede decir que es normal que un comunista sea una persona controvertida —fue miembro del Partido Comunista desde 1969—; lo mismo se puede pensar de los literatos y de los soñadores de utopías que tienen que ver casi con todo, pero particularmente con lo relacionado a una mejor oportunidad de vida para los seres humanos.

Por eso Saramago fue un hombre polémico, pues aunque ciertamente llegó a dudar de hacer pública su forma de pensar cuando se trataba de acciones realizadas por sus supuestos “camaradas”, finalmente se sobrepuso y puso por delante la congruencia que le acompañó hasta la muerte.

Ejemplos de ello podemos encontrar muchos en su prolija vida de por lo menos 30 obras —entre novelas, poesía, ensayos y obras de teatro—, pero para muestra valdría la pena mencionar el escrito que tituló “Hasta aquí he llegado” (2003), en el que entre muchas otras cosas señaló: “Desde ahora en adelante Cuba sigue su camino, yo me quedo. Cuba ha perdido mi confianza y defraudado mis ilusiones”, luego de haberse hecho público el encarcelamiento de 75 cubanos disidentes, tres de los cuales fueron ejecutados tras aplicarles juicio sumario.

Pese a dicho pasaje en que se la pensó dos veces para condenar las prácticas del sistema cubano, tampoco tuvo empacho alguno para reconocer: “Sigo siendo un amigo de Cuba, pero me reservo el derecho de decir lo que pienso, y decirlo cuando entienda que debo decirlo”.

Saramago vivió identificado con las causas humanas, sobre todo con las iberoamericanas, a las que estuvo estrechamente ligado toda su vida productiva, de ahí que en México y en prácticamente toda América Latina se le tenga considerado como un gran pensador, pero al mismo tiempo como un ideólogo al que muchos repiten incluso en los discursos políticos, tal es el caso de Hugo Chávez, de quien el literato llegó a señalar: “Tiene métodos que pueden ser discutidos, pero es un hombre que ama a su pueblo”; no obstante lo anterior, no dudó en criticar a Daniel Ortega cuando éste se empecinaba en seguir persiguiendo a Ernesto Cardenal, al respecto mencionó que éste “era indigno de su propio pasado revolucionario”.

Por todo esto y mucho más, no tengo cargo de conciencia alguno en señalar a José Saramago como un intelectual de los “dial deveras”.
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