México
Salinas, López Obrador y el beso del diablo
Salinas y López Obrador, desde trincheras muy distintas, son capaces de dar lo que popularmente se conoce como ‘‘el beso del diablo’’
Paradójicamente —y para el azote personal de ambos—, a Andrés Manuel López Obrador le pasa lo mismo: los candidatos de izquierda buscan su respaldo, el de su movimiento, de sus operadores políticos, pero le piden que por favor no se presente a hacer campaña a favor de ellos, porque su exposición pública les resta votos.
Salinas y López Obrador, desde trincheras muy distintas, son capaces de dar lo que popularmente se conoce como “el beso del diablo”. En el PAN parece que ha surgido una figura similar: Patricia Flores Elizondo, quien fuera jefa de la Oficina de la Presidencia de Calderón hasta hace un par de meses.
Al salir de Los Pinos mantuvo gran parte de su poder e influencia y comenzó a canalizarlos para ser factor fundamental en la sucesión de la dirigencia nacional panista. Su intención, poner al sucesor de César Nava para desde ahí influir en la decisión de quién será el candidato del PAN a la Presidencia en 2012.
Su capacidad de incidir en la elección de dirigente nacional del PAN se basa en que durante el Gobierno actual fue una de las principales operadoras para llevar a calderonistas al Consejo Nacional —encargado de elegir al sucesor de Nava—. Muchos de quienes están ahí “se la deben” y aguardan sus instrucciones sobre hacia quién inclinarse.
El problema para Flores Elizondo, es que tiene más enemigos que amigos, más adversarios que aliados. Así, su apoyo parece volverse “el beso del diablo” panista: inicialmente respaldó la aspiración de Gustavo Madero y eso bastó para que el senador se desmoronara en el ánimo público después de surgir como el favorito, incluso llamado “el candidato del Presidente”.
Patricia Flores dio un vuelco a sus apoyos, en buena medida basados en la operación política de Jorge Manzanera: ahora respalda la que luce desde el domingo como la candidatura más fuerte para dirigir el PAN, la del ex subsecretario de Gobernación y diputado federal, Roberto Gil, una de las estrellas jóvenes del gabinete, privilegiado del Presidente Calderón. Sin embargo, tan pronto se supo que Gil obtuvo el respaldo de Flores, perdió el de personajes de la talla de la esposa del Primer Mandatario, Margarita Zavala; su hermano Juan Ignacio, panista decisivo; Alejandra Sota, vocera presidencial, y Max Cortázar, quien la antecedió en el cargo.
Veremos qué tal resiste, en su posición de nuevo favorito, “el beso”.
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Está cada vez más cerca de la quiebra, pero todavía no es inminente.
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