México
SIAPA
La situación es grave, porque esos millones formaban parte de un crédito otorgado por el Banco Interamericano de Desarrollo, BID, que no suelta dinero así como así
El organismo administración del agua de una metrópoli como la Zona Metropolitana de Guadalajara no puede estar sujeto a vaivenes electorales y no puede ni debe estar en manos de gente que no es capaz de conducir con eficiencia el sistema.
El actual director, José Luis Hernández Amaya, sí lo es. Desde hace lustros trabaja en el SIAPA, sin embargo, como los anteriores y a pesar de los compromisos y promesas, tampoco ha cumplido con la determinación anunciada de emprender una reingeniería y poner orden.
En general esto pasa en la burocracia y cuasi burocracia y nos damos cuenta de que la alternancia no ha servido de nada. En el SIAPA y en todos los organismos paraestatales, descentralizados o de los diferentes órdenes de Gobierno, lo que predomina es el gatopardismo, es decir, emprender cambios o aparentarlos para que las cosas sigan igual.
Postura cómoda y conveniente (“hoy por ti mañana por mí”) que para los contribuyentes representa la dilapidación de recursos públicos, la falta de eficiencia, corrupción, irregularidades, impunidad y más deficiencias… Por supuesto, pésimos servicios y costos para la sociedad.
Porque, como ya he dicho en otros espacios, todos están listos y son implacables cuando los usuarios nos llegamos a retrasar, pero no hay quien nos bonifique lo que debería corresponder a sus ineficiencias.
Pero volviendo al SIAPA, el asunto ahora es que hay un desvío, presunto aún, por 348.5 millones de pesos. Cantidad que en el organismo habrían tomado —durante la administración de Rodolfo Ocampo Velázquez— para cubrir necesidades del gasto corriente y bueno pues, de pasada, para “invertir” en los mercados especulativos, en la Bolsa pues, con tan mal tino que lo que se sabe hasta ahora es que 20 millones de pesos se perdieron.
La situación es grave, porque esos millones formaban parte de un crédito otorgado por el Banco Interamericano de Desarrollo, BID, que no suelta dinero así como así. El propósito era dotar del servicio de agua potable a colonias marginadas.
Quizá lo que no hemos querido o sabido exigir al SIAPA los usuarios en cuanto a un manejo honesto y transparente de nuestros recursos, lo logre el BID, institución que además tiene todo el poder para decir: “No les vuelvo a prestar nunca más”.
Ojalá que en esta ocasión, aunque sea por una vez en su vida, los políticos que tomarán decisiones sobre este asunto lo hagan bien, a conciencia, calculando las repercusiones, si es que se opta por solapar a los involucrados. Es, sí, un simple deseo; pero si no lo hacen como debe ser, qué vergüenza.
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